Google Irlanda, la filial que factura los beneficios del gigante tecnológico en Europa, Oriente Medio y Africa, ganó 22.600 millones de euros el ejercicio pasado. La cifra implica que el 23% del consolidado total de la firma de Mountain View viene de la filial radicada en la isla, pero este impacto se ha puesto en cuestión por la ventajosa factura fiscal que ha reportado. A pesar de nadar en la abundancia, Google sólo pagó 47,8 millones de impuestos en el país, indica The Guardian.
La distancia entre ambas cifras se explica por los gastos de personal que se aplican en Google Irelande Limited. Es una de las dos compañías holdings que forman parte del entramado societaria del gigante tecnológico en el país y soporta un gasto administrativo de 16.900 millones, hecho que le propicia ventajas fiscales importantes.
Sociedad radicada en un paraíso fiscal
Este gasto se justifica por la estructura del grupo en los países en los que opera, aunque los pormenores de la cuenta de explotación de la firma son opacos. Google Holdings Ireland es la otra mitad de la estructura societaria del país y no existe información pública de esta mercantil. La sede local se encuentra en un bufete de abogados de Dublín y está radicada en las islas Bermudas, un paraíso fiscal.
Se pierde allí cualquier traza sobre la actividad de Google en Europa, Oriente Medio y África, por lo que es imposible certificar si los gastos administrativos son reales o no. Google admitió ante los analistas el año pasado que unos 42.900 millones de euros de su capital se encontraba en paraísos fiscales.
Investigación de la Comisión Europea
El gigante tecnológico ha sido muy criticado por la estructura administrativa en Europa, cuyo principal objetivo es reducir al mínimo la factura fiscal a la que debe hacer frente. La Comisión Europea ha movido ficha para dejar sin efecto este entramado societario y obligar al gigante tecnológico a asumir los impuestos que le tocan en la UE.
Google no es la única compañía a la que los responsables de la competencia comunitaria, una cartera encabezada por Margarethe Vestager, ha puesto la proa. Se encuentran en la misma situación otras multinacionales como Apple o Starbucks.