Caixabank cierra el tercer trimestre del año con un cambio de signo en la cuenta de explotación. Tras un inicio del ejercicio malo por, básicamente, la desaparición de las cláusulas suelo, reporta incrementos tanto en el margen de intereses (2% respecto al trimestre anterior) como en las comisiones netas (2,3%). Con todo, la principal alegría contable se encuentra en la nueva producción de crédito a particulares que avanza “con gran fortaleza”, en palabras del consejero delegado del banco catalán, Gonzalo Gortázar.
Capta más de 500 millones de euros mensuales con la cartera de crédito al consumo, que crece el 44% respecto al mismo periodo del año anterior hasta los 4.872 millones de euros. El avance es del 7% si se compara con las cifra registradas de abril a junio. El consejero delegado indicó que esperan que se sitúe entre el 9% y el 10% en el conjunto del ejercicio.
Las hipotecas suben el 43%
En cuanto a los préstamos hipotecarios, el incremento en comparación a los nueve primeros meses de 2015 es del 43%, hasta los 4.022 millones. El flujo mensual de estas operaciones oscila entre los 300 y los 500 millones de euros. La mayoría de ellos (69%) se firman con un tipo fijo propiciado por la política financiera del Banco Central Europeo, un “cambio radical” según Gortázar.
La estrategia para dinamizar la economía comunitaria de Mario Draghi también provoca que el negocio bancario tradicional pierde fuelle en el resultado neto de Caixabank. Representa el 46%, mientras que el 54% se obtiene con la comercialización de productos no financieros que cada vez están más mimados por el banco catalán.
El 28% por seguros; el 16% por los denominados medios de pago de los clientes, las comisiones de tarjetas y el alquiler de TPV; otro 6% por productos de financiación al consumo y el 4% restante por la gestión de activos.
Caixabank, centrada en BPI
Gortázar ha remarcado la solvencia de la entidad, especialmente tras la colocación de acciones en autocartera de septiembre para pagar la oferta pública de adquisición (OPA) de la portuguesa BPI. El consejero delegado ha mantenido que los 1.300 millones obtenidos con esta operación son suficientes para cubrir el impacto en las cuentas.
BPI centra ahora la estrategia de consolidación de Caixabank. Por ahora, el banco catalán no está dispuesto a participar en ninguna otra de las operaciones de concentración que están pendientes de ejecutar en España, como la posible venta de BMN, Abanca o Liberbank.
Seguridad en la operación
“Hay cierta flexibiliad”, ha señalado, pero la cúpula del banco tiene el foco puesto en la primera operación internacional que se ejecutará antes del 31 de diciembre. Gortázar sabe (y así lo mostró) que el 45% de capital que Caixabank controla ahora en BPI le asegura el objetivo de superar el 50% tras la OPV, por mucho que persistan las quejas de los accionistas lusos de que podrían haber sido más generosos en el precio de la operación.
La cúpula de la entidad considera que la oferta económica es razonable. Han pasado página al principal obstáculo con el que habían topado, la eliminación del coto a los derechos de voto, y ahora manda un mensaje de tranquilidad respecto a una posible reprimenda del BCE por los intereses del banco portugués en Angola, otro de los fantasmas que se han agitado en las últimas semanas. El consejero delegado ha opinado que lo único que debe ratificar el regulador comunitario es el pacto por el que “BPI pierde el control, ya que solo tendrá dos de los 15 consejeros y sin cualquier otro derecho sustantivo”.
Caixabank se siente ganador.