Esta semana he estado en Cuba con una misión de empresarios valencianos acompañados por el presidente Ximo Puig. La buena relación del expresidente Zapatero con el Gobierno cubano y la colaboración de la embajada española han permitido encuentros con el vicepresidente del Gobierno y tres ministros claves para las empresas y las inversiones que quieren acometer.
Hay dos principales: Balearia, que quiere poner un ferry (similar a los que ya operan entre Denia y Baleares) entre Miami, Bahamas y Nassau, y Air Nostrum, que también quiere vuelos regulares con Miami. Pero han venido empresas de calzado y textil que ya tienen tiendas en La Habana, de pinturas que también operan ya en Cuba, máquinas y herramientas que han cerrado varios negocios, maderas para hacer las cajas de puros, hoteleros, Aguas de Valencia, el oceanográfico de Valencia para establecer relación con el de La Habana, etcétera. Todo siempre que las encuestas acierten y Clinton gane las elecciones. Si gana Trump, se acabó la gran oportunidad cubana.
Es increíble lo paletos que son en el PP. Todo el mundo está en Cuba menos Rajoy
Estando en La Habana se produjo una anécdota curiosa. Los empresarios agradeciendo a Ximo Puig su implicación y la excelente agenda que había conseguido para ellos, mientras la representante del PP en Valencia criticando a Ximo Puig por venir a Cuba diciendo que el próximo viaje será a Corea del Norte. Es increíble lo paletos que son en el PP. Todo el mundo está en Cuba menos Rajoy. Obama y el Papa Francisco han venido a Cuba. Hollande vino recientemente y ¡qué casualidad! el aeropuerto de La Habana ha sido adjudicado a una empresa francesa y Aena ha perdido la oferta.
Llevaba diez años sin venir a Cuba y está mejor que la última vez. La Habana Vieja tiene más gente y se ha doblado el número de turistas que visita la isla desde entonces. La hostelería está mejor con restaurantes nuevos y remodelados, así como con diseño y mejor calidad de comida que entonces. También se ven nuevas tiendas modernas.
Aun así, la sensación es que todo va muy lento en Cuba. Siguen teniendo el tipo de cambio dual de hace diez años y no hay ninguna señal de que lo vayan a normalizar. El gobierno tiene el monopolio de la contratación, las empresas pagan en pesos convertibles y los trabajadores cobran en pesos cubanos. El canje es equivalente a un impuesto sobre el salario del 95% con el que el Estado financia el gasto público, la sanidad y la educación pública.
Cuando se unifique el tipo de cambio tienen que hacer una reforma fiscal en profundidad que grave las rentas producidas por la actividad, no la actividad como ahora lo que genera enormes distorsiones e ineficiencias. Se expande la actividad privada: lo que llaman cuentapropistas. El empleo público ha bajado del 80% del total al 70%. Y la mayoría de precios son fijados por el Estado. Como sucedió en China o Vietnam, la clave del éxito del proceso es reducir el peso del empleo público y permitir que los precios se fijen libremente, aumentando la renta por habitante.
Llevaba diez años sin venir a Cuba y está mejor que la última vez, pero la sensación es que todo va muy lento
Su regulación de inversiones extranjeras de mediados de los noventa es una de las que más protege al inversor en América Latina. Han creado dos zonas francas con exenciones fiscales en el puerto de La Habana y en el puerto de Mariel. Y hay escasez de muchas cosas, por lo que es un escenario favorable para la inversión. Lo que cuentan los empresarios es que la burocracia y la lentitud en la toma de decisiones es elevada, que después el intervencionismo dificulta la gestión al fijar el Gobierno los precios y encargarse de la selección del personal y los salarios. Y, al ser sociedades mixtas, el Estado no invierte tras aprobarse la creación de la sociedad. Todo ello dificulta enormemente la rentabilidad de la inversión variable determinante para que una empresa decida arriesgar dinero en un negocio. Como en China y Vietnam, esto debe cambiar si el Gobierno quiere aumentar el empleo y el nivel de vida de los cubanos.
La ciudad sigue estando muy degradada por la fuerte erosión y el escaso gasto en mantenimiento de los edificios, pero es una ciudad única y que siempre merece la pena visitar. Lo mejor de Cuba es su gente que, a pesar de las dificultades y las restricciones, luchan por ser felices y lo transmiten. Lo segundo mejor es su música. Cenar en la terraza del Hotel Nacional escuchando Lágrimas Negras o en la plaza Vieja o en la plaza de la Catedral escuchando son cubano tomando un cubata, cola con ron moreno, o tomar un daiquiri en el Floridita con música en directo es uno de los grandes placeres de la vida.
Cuba necesita actualizarse, como denomina el Gobierno al proceso actual. La caída del precio del petróleo y la crisis en Venezuela ha reducido la entrada de dólares en Cuba. Están impagando a proveedores y empiezan a tener problemas de abastecimiento. No es previsible una crisis como la de 1991, cuando la URSS cortó el suministro de petróleo y la renta por habitante se desplomó un 40%, pero crisis habrá.
Cuba necesita actualizarse, necesita encontrar su propio modelo y debe parecerse más al de Polonia que el de Rusia
Copiar modelos extranjeros sería un profundo fracaso. No hay precedentes de un tipo de cambio dual con 24 veces de diferencia, con un sistema fiscal tan particular y con elevada planificación económica. Cuba necesita encontrar su propio modelo y debe parecerse más al de Polonia --que privatizó gradualmente las empresas públicas-- que al de Rusia, que formó la oligarquía actual.
Sin duda, es un camino incierto pero ciertamente la situación social actual es mala y hay que conseguir que el cambio sea para mejor. Haití está al lado y todo es susceptible de empeorar. Los españoles conseguimos salir de un sistema autárquico con éxito y por eso podemos ayudarles. Pero para ayudar a alguien hay que tener la voluntad de hacerlo, hay que tener humildad, respeto por su cultura y mucha paciencia. Como nos enseñó el gran Alfred Marshall, natura non facit saltum.