Los líderes mundiales de las finanzas se comprometen a utilizar más recursos para impulsar el crecimiento económico global y repartirlo mejor, así como frenar las reacciones violentas contra la globalización desarrolladas a raíz del enriquecimiento global lento y muy desigual desde la caída de Lehman Brothers. Son las conclusiones del encuentro anual del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial celebrado estos días en Washington.
La inestabilidad económica de los últimos ocho años ha virado hacia un crecimiento mundial lento y que solo ha beneficiado a unos pocos, en palabras de la directora gerente del FMI, Christine Lagarde. La situación, que ha empobrecido a la clase media, ha bajado los salarios y ha destruido miles de puestos de trabajo también pone de manifiesto que nadie ha estado a la altura para hacer frente a las debilidades económicas. Y ha derivado en reacciones como el Brexit, el populismo de Donald Trump y medidas proteccionistas en algunas regiones.
Compromiso de todos
Los líderes económicos son conscientes del panorama y sugieren reformas estructurales y políticas eficaces en el sector financiero. La predisposición de todos es excelente, sin embargo, faltan medidas concretas para revertir la situación.
El ministro francés de Finanzas, Michel Sapin, pide el abordaje de las preocupaciones generadas por la desigualdad y las injusticias de la globalización; el Gobierno de Obama sugiere que los países ricos aumenten el gasto para estimular la demanda global, un refuerzo del compromiso de todos para asegurar un crecimiento compartido.
Empobrecimiento de la clase media
Otras conclusiones del FMI sugieren que la globalización ha sacado de la pobreza a muchos países, pero ha empobrecido a la sociedad por la falta de medidas de protección de empleos castigados por la feroz competencia mundial. Algunas medidas aportadas durante las jornadas, por otra parte, pasan por dejar morir los bancos débiles para reforzar los sanos. Y preparar al mundo para la rápida inclusión de la tecnología en el sector económico. El libre comercio seguirá en pie.
Los datos presentados en el la reunión son claros: la deuda global ya equivale al 225% del PIB. El 2016, además, terminará con un crecimiento del 3,1%, inferior al previsto en julio, gracias al impulso de las economías emergentes (4,1%). Los países ricos subirán, de media, un 1,6% (ante el 2,1% de 2015). Mientras, para el año próximo, las predicciones sitúan el incremento total en el 3,4%.
España, el dato positivo
Estados Unidos, por ejemplo, cuadra el 1,6% de crecimiento de 2016, mientras que la eurozona mejora en una décima este resultado, mejor del esperado para 2017. España es la excepción: el FMI mejora las previsiones, hasta el 3,1% este año y 2,2% el siguiente. Aunque donde más preocupa la recesión es en América Latina, del 0,6%.
La estabilidad financiera, no obstante, está controlada a corto plazo, ya que el precio de las materias primas se ha recuperado de los mínimos de inicio de año y hay menos tensión en relación al Brexit y a la marcha de la economía china. Los riesgos, sin embargo, se agudizan a medio plazo, según las conclusiones de los entendidos.