La automoción definió hace años hacia dónde debía dirigirse el sector: una apuesta por las energías renovables y mayor convergencia con las nuevas soluciones de movilidad. El primer objetivo ha chocado con los avances tecnológicos, mientras que la transformación del vehículo en un dispositivo móvil con ruedas es ya una realidad en carretera, y con prestaciones que aumentarán en los próximos años, según queda reflejado en el Salón del Automóvil de París.
La feria bianual de la capital francesa es uno de los grandes encuentros del continente, aunque en esta ocasión no ha llegado a los niveles de ediciones anteriores por la ausencia de marcas como Ford, Volvo, Rolls Royce y Aston Martin. Asistir a una feria es caro y las firmas priorizan contar con un estand propio en Ginebra, el gran evento de Europa, o, directamente, prefieren estar presentes en el Mobile World Congress (MWC) de Barcelona que en París, como ocurre desde hace cuatro años con la automovilística estadounidense dirigida por Mark Fields.
A la búsqueda del estándar
En este contexto ha nacido la Asociación Automovilística 5G (5G Automotive Association), una unión de Audi, BMW y Daimler (Mercedes-Benz y Smart son sus marcas principales) junto a Ericsson, Huawei, Intel, Nokia y Qalcomm para desarrollar juntos soluciones de movilidad inteligente y buscar un estándar para todo el sector que se presentó en las jornadas previas a la cita automovilística.
La asociación está abierta a otras firmas, que también avanzan en sus propias soluciones a título individual. Llegar a la conducción autónoma es el reto común, pero tras el accidente de Tesla en verano --con la consiguiente polémica sobre si estaba de verdad encendido el piloto automático y si superaba los límites de velocidad-- todo el mundo reconoce que tardará. “Para lanzarlos, lo primero que debe ocurrir es que el resto de los conductores respeten los límites de velocidad”, indicó en un encuentro con los medios el presidente ejecutivo de Nissan, Carlos Ghosn.
Los prototipos, eléctricos
La oferta actual es la convergencia con soluciones que ya se conocen y los objetivos son más realistas, como los de la española Seat, que pretende desarrollar un ecosistema para los vehículos que sea fácil de entender para todo tipo de usuarios, o los de Renault, cuya intención es avanzar en la asistencia en carretera a lo largo de 2018.
Renault Trezor, el prototipo que el grupo francés ha presentado en el Salón del Automóvil de París / CG
Algo parecido ha ocurrido con el coche eléctrico. Es la gran apuesta futura que copa los prototipos que se han presentado en París, como el Trezor de Renault o el Volkswagen ID. Pero tardarán en llegar al mercado ya que aún no se ha logrado dar con una solución que ofrezca una autonomía de hasta 600 kilómetros o 400 kilómetros reales, con un proceso de carga de, como mucho, 15 minutos y con unos costes de producción que se asemejen a los de un vehículo diésel.
Promesas de Volkswagen
La dirección de Volkswagen, centrada en pasar página al diéselgate, es la que se ha tirado más a la piscina. Pondrá en el mercado 30 nuevos enchufables hasta 2025 y ha prometido que el prototipo que ha llevado a París, el ID, será una realidad en 2020 y que tendrá un precio parecido al de un Golf diésel actual. No ha especificado el equipamiento de la analogía para evitar pillarse los dedos.
Volkswagen ID, el prototipo que la firma alemana ha presentado en el Salón del Automóvil de París / CG
El resto de compañías son más prudentes y evitan marcar un dato concreto. Cuentan con sus propias propuestas y las mejores ventas actuales se apuntan en los híbridos. Como ocurre con Lexus, que se cuelga la banda de la marca con más vehículos de lujo híbridos, o Porsche, que presenta en el salón del automóvil francés el nuevo Panamera 4 E-Hybrid. Siendo pragmáticos, actualmente no existen los elementos necesarios para que el vehículo eléctrico sea una realidad universalizada.
Porsche ha presentado en el Salón del Automóvil de París el nuevo Panamera 4 E-Hybrid / CG