Las empresas españolas han dependido tradicionalmente de los bancos para financiarse. Pero esta sujeción puede estar en camino de desaparecer. Cada vez son más las alternativas disponibles para acceder a capital; y cada vez son más las pymes que eligen estas nuevas opciones para complementar la financiación que reciben de la banca.
El crowdlending es una de ellas. Son préstamos entre particulares y pequeñas empresas, es decir, varios individuos o compañías que invierten en proyectos de otras. Se trata de una modalidad de crowdfunding, con la peculiaridad de que supone un retorno para el inversor.
Es un sistema consolidado en las economías anglosajonas, pero en España llegó más tarde. Hace unos años empezaron a aparecer las primeras plataformas intermediarias, como MytripleA o Comunitae. Ahora, se consolidan en un mercado que busca alternativas en la financiación. Pero, ¿quién invierte en crowdlending?
Perfil de prestamista
Hombres de 40 años que trabajan por cuenta ajena. Este es el perfil que predomina, según un estudio realizado por la plataforma española de crowdlending MytripleA; solo el 30% son mujeres. Existen dos tipos de inversores: los acreditados –con experiencia en inversión, capacidad adquisitiva y sin limitación en las cantidades –y los no acreditados.
Éstos últimos sí tienen restricciones a la hora de invertir. Según la Ley de Fomento de la Financiación Empresarial, no pueden invertir más de 3.000 euros por proyecto ni más de 10.000 al año. Pero cualquiera puede ser inversor. Así lo cree Sergio Antón, fundador de MytripleA. “Puede que sea una actividad novedosa, pero no se necesitan conocimientos específicos”, asegura.
Financiación participativa
Las cantidades medias que aportan los usuarios varían en función del tipo de inversor. Los acreditados se gastan en un préstamo una media de 4.900 euros, mientras que los inversores ocasionales ponen unos 780 euros. Dos millones es el máximo que puede captar una empresa en financiación participativa.