España cerrará el verano con un récord en el bolsillo. La temporada estival que acaba dejará cifras positivas: lo consignaba la Encuesta de Movimientos Turísticos de Frontur en julio y lo confirman especialistas del sector. Globalmente, el consenso es que el país superará los 68,1 millones de turistas de 2015.
Ante este escenario, las patronales transmiten optimismo antes del cierre de la campaña de verano. “Será un muy buen año, esto es indudable”, arguye Catalina Tur, gerente de la Asociación Corporativa de Agencias de Viajes Especializadas (ACAVe). Según esta profesional, las cifras deberían servir de acicate para las empresas que comercializan bienes y servicios turísticos: “No podemos depender del infortunio de otros destinos, como los del norte de África; debemos mejorar el producto”.
¿Cantidad o calidad?
Aunque los beneficios económicos y la importancia del sector son claros, también existe cierto consenso entre los expertos de que es necesario revisar el modelo en el que se basa el turismo. “Lo importante es hacer un cambio de cantidad a calidad y eficiencia; no podemos contar el éxito por el número de turistas, sino por el impacto que tienen”, opina Inma de Benito, la presidenta ejecutiva de la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca (FEHM).
La dirigente coincide con Tur en que se tienen que introducir mejoras para que España deje de ser un “destino refugio”. La regulación de la cantidad de turistas, dice, tiene que venir “desde la oferta, no desde la demanda”, en referencia a medidas como la tasa turística, implantada en Baleares antes del verano. La masificación, sobre todo de las localidades costeras durante julio y agosto, es evidente.
Los ingresos aumentan lentamente
El gasto total de los veraneantes extranjeros se elevó un 6,6% respecto a 2015. El dispendio medio por visitante, sin embargo, continúa estancado desde hace más de 10 años. Aunque los ingresos turísticos crecen –según datos del Banco de España, en 2015 las ganancias fueron casi dos millones superiores al año anterior –no lo hacen a la misma velocidad que el número de visitantes.
Este es uno de los problemas que encuentra Inma de Benito al modelo actual. Aun así, el sector servicios coge ventaja a los demás como el que más aporta al PIB estatal: alrededor del 11%. Al fin y al cabo, España es el tercer destino turístico en el mundo, después de Francia y Estados Unidos.
Impacto sobre el empleo
Otros representantes de intermediarios reivindican ante la sociedad el papel del sector, “cuyos beneficios se notan en aportación a la riqueza nacional y en la creación de empleo”. Lo afirma Pablo Zubicaray, presidente de la federación de pisos turísticos Fevitur.
La Encuesta de Población Activa (EPA) del segundo trimestre del año indicó un aumento de 271.400 ocupados en España. El sector servicios, en el que figura el turismo, fue responsable de ocupar a unas 227.300 personas, por lo que es una de las actividades económicas que más empleo creó.
Profesionales del sector
La calidad de estos puestos de trabajo también es objeto de polémica. El sindicato UGT denunció el jueves en Barcelona la “explotación laboral y la precariedad a la que están sometidos los profesionales del sector de la hostelería y el turismo”. Se quejan de “incumplimiento de la ley” en cuanto a horas trabajadas, días de vacaciones y salarios, sobre todo.
El aumento de personal tampoco es proporcional al de turistas, por lo que el alojamiento, el transporte de viajeros y la restauración notan la presión. Con perspectivas de que el crecimiento se mantenga en un futuro próximo, los profesionales se conjuran para revisar el modelo.