La economía española mantuvo el dinamismo en el segundo trimestre de 2016, encadenando cuatro trimestres consecutivos con un crecimiento intertrimestral del 0,8%, según la información publicada hoy por el Instituto Nacional de Estadística. Este ritmo de crecimiento es el doble del alcanzado en la Unión Europea (0,4% intertrimestral) y mayor aún respecto a la Zona Euro (0,3%).
Con relación al mismo trimestre del año anterior, el PIB nacional creció un 3,2%, dos décimas menos que el avance registrado en el trimestre precedente (3,4%), consolidándose de este modo aumentos interanuales superiores al 3% durante cinco trimestres sucesivos.
El crecimiento sigue siendo muy dinámico a pesar de la incertidumbre a la que está sometida la economía española, tanto desde el punto de vista político interno como en el ámbito internacional.
Previsiones
En los próximos trimestres, la Cámara de Comercio de España estima que el crecimiento de la economía española se mantendrá sustancialmente por encima del registrado en la Zona Euro, si bien con cierta tendencia hacia una paulatina desaceleración.
Más concretamente, el avance interanual del tercer trimestre del año se mantendría muy próximo al 3%, aunque no es descartable una ralentización mayor si la incertidumbre que afecta al contexto económico actual se acrecentara. En este sentido, se hace urgente la necesidad de formar gobierno, lo que permitiría afianzar el ritmo de crecimiento de la economía española.
Además, en el medio y largo plazo, hay que destacar los efectos sobre la economía global que puedan tener tanto la salida del Reino Unido de la Unión Europea, cuyas consecuencias aún son una incógnita, como el resultado de las elecciones en los Estados Unidos o el agravamiento de las tensiones geopolíticas internacionales y de las amenazas terroristas.
En este escenario, la Cámara de Comercio de España estima que el crecimiento de la economía española podría situarse en el entorno del 3,1% en el conjunto del año 2016, siempre que se vayan disipando paulatinamente las incertidumbres señaladas, principalmente las relacionadas con la política interna.
Es imprescindible, por tanto, la formación inmediata de un nuevo gobierno que marque las directrices de la futura política económica. Este ejecutivo debería aunar el máximo consenso de las distintas fuerzas políticas con objeto de afrontar tanto los compromisos fiscales con la Unión Europea como las reformas estructurales que aún debe acometer la economía española, y que son fundamentales para impulsar el tejido empresarial, potenciar su competitividad e internacionalización y, en último término, conseguir las ganancias de productividad necesarias para mantener el crecimiento económico y la creación de empleo.
Composición del crecimiento
La evolución descrita en el segundo trimestre de 2016 es el resultado de una demanda interna dinámica, aunque en leve desaceleración, y la recuperación de la aportación positiva de la demanda exterior al crecimiento
En particular, la demanda nacional continúa siendo el principal pilar que sustenta la fortaleza de la economía española. Su contribución al incremento interanual del PIB en el segundo trimestre fue de tres puntos porcentuales, cifra significativa aunque ocho décimas inferior a la aportación del primer trimestre del ejercicio.
Esta ralentización en la aportación se debe principalmente a la intensa caída en el gasto de las Administraciones Públicas durante el trimestre (-1,6% respecto al trimestre precedente), unido a la leve desaceleración del consumo privado (avance tres décimas inferior al anterior trimestre). El componente más dinámico en el periodo fue la inversión, con un incremento intertrimestral del 1,3%, un punto superior al avance del primer trimestre de 2016.
A pesar de la leve desaceleración experimentada por los distintos componentes de la demanda nacional, su crecimiento sigue siendo muy dinámico, con efecto directo en las importaciones, que se incrementaron un 6,6% respecto al segundo trimestre del año pasado. A su vez, las exportaciones se aceleraron sustancialmente, cerca de tres puntos interanuales (aumento del 6,8% respecto al segundo trimestre del ejercicio precedente). El resultado de esta evolución ha sido el retorno a una contribución positiva al crecimiento interanual de la demanda externa de dos décimas, lo que no sucedía desde mediados de 2013.
En este contexto, el empleo ha seguido creciendo de manera sólida en el segundo trimestre del ejercicio, a un ritmo del 2,9% interanual, aunque con tendencia a una leve desaceleración (incremento del 3,2% en el primer trimestre). Asimismo, destacar que esta evolución se ha producido en un contexto de aumento gradual de la productividad aparente por puesto de trabajo equivalente.