Si ha habido un activo financiero que ha mostrado una tendencia más favorable durante los últimos meses de este año, ese no es otro que el petróleo. Después de haber frenado su espectacular caída en torno a los niveles de los 25 dólares el barril, ha desarrollado una potente salida al alza que le ha llevado a superar ligeramente la barrera de los 50 dólares. Desde estas cotas ha experimentado una corrección que le ha llevado a tantear de nuevo los 40 dólares. En cualquier caso, lleva una rentabilidad cercana al 60% desde lo mínimos anuales de este año. En contraste con la debilidad mostrada por los restantes mercados financieros durante este periodo.

Desde este escenario general, no son pocos los análisis que dan precios más altos al petróleo durante los próximos meses. Apuntando esta tendencia, la división de banca de inversión de Bank of America, Bank of América Merrill Lynch, considera que el barril de oro negro podría moverse entre los niveles de 55 y 75 dólares durante los próximos cinco años. De confirmarse esta predicción, significaría que todavía tendría potencial de revalorización de cara al medio y largo plazo. Entre el 35% y 85%, y por encima de las expectativas de otros activos financieros.

La Agencia Internacional de la Energía (AIE), por su parte, es más prudente en sus pronósticos. Y si bien pone de manifiesto que se está mostrando un mayor reequilibrio entre la oferta y demanda del mercado petrolero, considera que las subidas en sus precios estarán más limitadas a partir de ahora como consecuencia de sus niveles de reserva.

Petróleo: alternativa a la inversión tradicional 

De todas formas, el oro negro está siendo uno de los pocos activos con una evolución positiva a partir del segundo trimestre del año. No es de extrañar, por tanto, que muchos pequeños inversores hayan vuelto sus miradas a esta inversión, ante la falta de oportunidades que les brinda la renta variable tradicional. Desde luego que no lo tendrán tan fácil como en la compra y venta de acciones, ni como en otros modelos de inversión de similares características. Sino que por el contrario, no tendrán más remedio que abrirse a nuevas estrategias para beneficiarse del posible repunte de precios de este activo financiero a partir de este verano.

Tendrán que buscar formatos de inversión más sofisticados, y como consecuencia de esta particularidad no exentos de riesgos. Hasta el punto de combinarlos con otros productos financieros, procedentes tanto de la renta variable como de la fija, para proteger sus ahorros ante cualquier incidencia negativa en los mercados del petróleo. Aunque se constituya finalmente como una de las salidas más claras que tiene el dinero en estos momentos.

Bolsa, fondos o cotizados

Las opciones para invertir en esta materia prima están más repartidas. Son varios los modelos que ofrecen esta posibilidad al inversor minorista. La bolsa es uno de ellos, aunque si se desea rentabilizar los ahorros en el mercado nacional las propuestas son claramente insatisfactorias para sus intereses. No en vano se limitan a Repsol y poco más. No quedará más remedio que acudir a las plazas internacionales de Europa y Estados Unidos para encontrar una oferta más completa y diversificada. A través de las compañías petrolíferas más importantes del mundo, y que son las que comercializan esta energía. Y que durante este ejercicio muestran revalorizaciones que van del 10% al 40%.

No es la única estrategia para sacar provecho del posible repunte del petróleo. Los fondos de inversión posibilitan abrir posiciones en este importante activo financiero. Aunque bajo unas condiciones de contratación sensiblemente diferentes. Para empezar habrá que buscar los fondos cuyas carteras de inversión estén compuestas por alguna fase en el proceso de distribución del oro negro. Ello hace que la oferta de estos productos se reduzca mucho. Y, en cualquier caso, combinándolo con otros activos financieros. De esta forma, tendrá un doble efecto sobre el inversor. Por un lado, se reducirán los riesgos al haber una mayor diversificación en la inversión. Y por otro, la exposición en el petróleo no será tan directa, y mucho menos como para recoger todos los beneficios generados como consecuencia de una apertura en su tendencia alcista en los mercados.

Otra vía de penetración en esta materia prima son los fondos cotizados, o más conocidos como ETF. Son muy propensos para estas inversiones tan atípicas por sus especiales aportaciones. Se caracterizan porque es una mezcla entre la compra y venta de acciones en la bolsa con los fondos de inversión. Pero a diferencia de estos modelos, cuentan con mayores propuestas, y hasta en diferentes mercados financieros del mundo. Y no de menor importancia, con unas comisiones mucho más competitivas.

Depósitos estructurados

Queda un último recurso, aunque de carácter más defensivo que otros, al estar vinculado a las imposiciones a plazo. Más que aprovecharse del repunte en el precio del petróleo, de lo que se trata es de mejorar el rendimiento de estos productos de renta fija. No en vano, la inversión en renta fija está ligada a la evolución de los precios que pueda alcanzar el oro negro en los mercados internacionales. Como consecuencia de esta estrategia, si no se consiguen los objetivos de revalorización, el rendimiento será mínimo, aunque garantizado a su vencimiento. En torno al 0,30%, en función de los plazos suscritos. 

Y de cumplirse con las expectativas generaría un incremento sustancial de su rentabilidad, pero sin llegar a los límites en las subidas del activo ligado, en este caso el petróleo. Dando como resultado un rendimiento anual que estaría en disposición de acercarse a los niveles del 4%. Algo totalmente impensable de conseguir en estos momentos con un depósito tradicional.