Catalunya Caixa ha perdido su capacidad de crédito y descuento de efectos independiente en el tramo final de la integración con su nuevo propietario (BBVA). Los empleados de las sucursales esperan que la integración definitiva, sistemas incluidos, sea operativa en septiembre, aunque se lamentan de la marcha del proceso que se inició con la venta del banco intervenido.
Todas las operaciones de crédito que llegan a sus agencias están siendo tratadas de forma unificada desde los servicios centrales de BBVA en Madrid. Esto tiene implicaciones muy graves para las pymes catalanas, que ven como sus líneas de crédito con la antigua entidad catalana pasan a ser analizadas por BBVA en el cómputo de la exposición crediticia en el conjunto de grupo BBVA. Se da la circunstancia de empresas solventes, clientes desde hace años de la antigua caja de ahorros catalana, a las que el nuevo dueño rechaza las operaciones por sobrepasar los límites.
Mando en Madrid
Además, pequeñas y medianas empresas catalanas que tenían líneas de crédito en los dos bancos se han visto sorprendidas por una reducción considerable en la línea habitual de Catalunya Caixa por indicación directa del BBVA, explican fuentes sindicales.
Los empleados de Catalunya Caixa en su mayoría han optado por explicar la realidad a sus clientes y admitir que su nivel de independencia es nulo, y que todo está supeditado a la central de BBVA en Madrid.
Otros empleados expertos en empresas también sufren cambios importantes en su situación laboral, lo que implica que la movilidad entre oficinas de la antigua caja es muy alta y cada vez más difícil conocer y atender en condiciones a los clientes.
Marca única pronto
La plantilla da por descontado que BBVA va a imponer su marca y eliminará progresivamente la de Catalunya Caixa. Los clientes de pymes que se hallan en esta situación acaban tratando solo con las oficinas especializadas de BBVA, en las que ya se opera con los clientes empresariales de forma muy diferente a la tradicional de las antiguas cajas de ahorros, entre las que se encontraba la que compró el banco presidido por Francisco González.