Smartphones, smart TV, smart cities, smart tourism… y también hoteles smart. La inteligencia está al orden del día y el sector hotelero empieza a despertarse en este sentido. Cada vez son más los establecimientos españoles que apuestan por incorporar nuevas tecnologías, por evolucionar hacia un modelo más sostenible y por eliminar barreras arquitectónicas con tal de hacerlos más accesibles. Es decir, que optan por desarrollar su lado smart.
Si una cosa se necesita para hacerlo es dinero; la inversión inicial tiene que ser potente. Pero los beneficios de introducir cambios en esta línea pueden compensar a largo plazo. “Se trata de conocer las necesidades de cada hotel y sus clientes y actuar en consecuencia”, asegura Patricia Miralles, responsable de proyectos del Área de Innovación del Instituto Tecnológico Hotelero (ITH).
“No es un gasto”
El objetivo final es superar las expectativas del huésped. El ITH se encarga de asesorar a sus clientes, los hoteleros, en términos de innovación. Según Miralles, “cuesta hacerles ver que no es un gasto, sino una inversión”. Pero algunos establecimientos apuestan por introducir cambios estructurales en esta línea, a pesar de la inyección económica inicial que requiere.
Es el caso del NH Collection Gran Hotel Calderón. Sin querer precisar la cantidad, la cadena destinó “más de 10 y menos de 20” millones de euros a la incorporación de nuevas tecnologías. El
Para hacerlo no escatimó en gastos. “Queríamos apostar por la modernidad, ya que la zona está llena de hoteles clásicos”, afirma Carlos Manso, director de operaciones del NH Calderón.
Distintos modelos
Una pantalla LED de 56 metros cuadrados preside la entrada del hotel, salas de conferencias con la última tecnología e incluso la posibilidad de hacer hologramas en 3D a tiempo real. Todo esto no sale gratis. Pero se trata de “la apuesta de NH a nivel mundial desde que lo renovamos en febrero”, asegura Manso. Los clientes también lo pagan: desde 220 hasta los 1.100 euros por noche según la habitación.
Otro establecimiento que optó por reconvertirse es el Hostal Grau, en el barrio del Raval de Barcelona. Su modelo es distinto, no tanto encarado a la espectacularidad tecnológica como a la sostenibilidad. La propietaria, Monica Vallejo, decidió a finales de 2012 que era hora de un cambio profundo y empezó una renovación que duró casi un año y medio y costó “tres veces más que una obra normal”.
Casi libre de radiaciones
Lo hizo por convicción personal y con la seguridad de que "a la larga saldrá a cuenta". “Me gustaría dormir en una habitación en la que todo es natural y no tiene ningún componente químico; esto es lo que quiero ofrecer a los clientes”, asegura Vallejo. El uso de materiales naturales y reciclados fue la base de las obras. También incluyeron la instalación de un jardín vertical, luces LED, camas orgánicas, depósitos para recoger el agua de la lluvia y reutilizarla y la estrella, la off room (sala de desconexión en inglés).
Se trata de una habitación piloto en la que “hemos reducido las radiaciones al máximo”, según la directora. Para hacerlo, han usado unos enchufes especiales que no emiten energía cuando no están en uso, una pintura que aisla de las ondas externas y otros métodos. El precio medio, 125 euros. La perspectiva, abrir una planta entera formada por
“Los mínimos exigidos por norma en cuanto a sostenibilidad serán más estrictos a medida que pase el tiempo”, opina Vallejo. Tanto la directora del Hostal Grau como Manso, director de operaciones del NH Caledrón, aseguran que la tendencia en España es avanzar hacia hoteles cada vez más smart en todos los sentidos.