El Banco Central Europeo (BCE) ha hecho un traje a medida a cada una de las cuatro cajas de ahorro españolas que han sobrevivido y que ahora son bancos. Pese a que la normativa es aplicable a todas por igual, el resultado final es distinto en cada caso.
Hoy acaba el plazo para que se ejecute definitivamente la ley de 2013 que regula la transformación de las cajas de ahorro en bancos, así como el régimen de incompatibilidades de sus altos cargos.
Agotar los plazos
Tres de las cuatro entidades afectadas --La Caixa, Unicaja y Kutxabank-- han agotado el plazo y cierran hoy el proceso. Solo Ibercaja dejó resuelto el asunto con antelación, aunque hay que decir que el retraso, si es que se le puede llamar así, no solo responde a la voluntad de las cajas, sino que también obedece a los ritmos del BCE, muy lentos.
Esa flema europea y la cuidada planificación del futuro de Isidro Fainé dentro del grupo catalán son los responsables de la insólita situación que va a vivir Caixabank: un presidente en funciones en la persona de Antoni Massanell hasta que el BCE dé el visto bueno definitivo a la figura de Jordi Gual.
La institución que preside Mario Draghi no quiere al frente del consejo de administración del banco catalán a una persona vinculada al negocio bancario como es Massanell, artífice del desarrollo tecnológico de La Caixa. Prefiere a un analista como Gual.
Si Fainé hubiera renunciado a la presidencia de la fundación bancaria, podría haber permanecido en el banco. El objetivo del BCE es precisamente desvincular la fundación y el banco, aunque resulte paradójico dado que la primera es el accionista de control del segundo.
Ibercaja se adelantó
En el caso de la aragonesa Ibercaja, quien presidía hasta ahora las dos instituciones, Amado Franco, optó por seguir al frente de la actividad bancaria. Tras su salida de la fundación, uno de los patrones, Honorio Romero, se hizo cargo de su puesto en marzo pasado.
Braulio Medel, histórico responsable de Unicaja, ha hecho lo mismo que Fainé: se queda en la fundación y ha sido sustituido al frente del banco por Manuel Azuaga, que había desarrollado responsabilidades de auditoría y control en la entidad, pero sin vinculación directa con el negocio bancario.
Kutxabank, la excepción
El caso más sorprendente y singular es el de las antiguas cajas vascas que forman Kutxabank: BBK (57%), Kutxa (32%) y Vital (11%). El BCE les va a permitir que conserven el 100% del banco y que no salgan a bolsa: solo les computará como tal el 57% en manos de la fundación de la antigua caja vizcaína.
Y la condición es que doten un fondo de reserva con 240 millones de euros para imprevistos. Si la autoridad bancaria europea observara votaciones en bloque sistemáticas de los tres accionistas podría cambiar las condiciones. Se trata de un acuerdo especialísimo en atención a que es el banco mejor calificado en los test estrés de la autoridad bancaria europea; un pacto que incluye la presencia de Xabier Sagredo, antiguo tesorero del PNV, en la presidencia de la fundación bancaria de la BBK, la que manda.
Es un fenómeno único: la caja más polítizada y la más eficiente. Un banco que no cotiza en bolsa. Unos órganos de gobierno controlados férreamente por el PNV con algunos consejeros vinculados al PSOE y al PP.
Los vascos han separado los cargos de las fundaciones y del banco en el último momento --el consejo de administración también está convocado para hoy--, pero los deberes estaban hechos desde hace tiempo. Tanto que mientras algunas entidades aún están a la espera de la respuesta del BCE sobre la idoneidad de sus nuevos consejeros, ellos presumen desde hace tiempo de la bendición de Fráncfort a sus candidatos.