Comerciantes, restauradores, asociaciones de vecinos y entidades culturales como el Museo de Historia de Cataluña se unieron este miércoles para dar un golpe sobre la mesa por la problemática que se arrastra en Barcelona desde hace un año con los manteros. Un total de 25 entidades firmaron un manifiesto en el que exigen al Ayuntamiento encabezado por Ada Colau una solución inminente ante la proliferación de los vendedores ilegales.
También reclaman que las actuaciones que se pongan en marcha estén coordinadas con la Generalitat y la Autoridad Portuaria de la capital catalana para evitar el mercadillo al aire libre en el que se han convertido ciertas zonas de la ciudad. Incluso amenazan con “movilizaciones pacíficas”, en palabras de la presidenta de la asociación de vecinos de la Barceloneta, María José Sampere.
Falta de voluntad y ‘buenismo’
Reconocen que no se trata de un fenómeno nuevo, pero que en el último año ha ido in crescendo. Responsabilizan de ello directamente al Ejecutivo de Barcelona en Comú. “La falta de voluntad explícita y el buenismo ingenuo del Consistorio para solucionar el problema han provocado el efecto llamada y la generación de concentraciones de casi 800 vendedores ilegales”, indican en el escrito.
Denuncian que la actividad ilícita actual queda lejos de los manteros que se movían por las zonas más concurridas de Barcelona con poca mercancía y huyendo de la Guardia Urbana y los Mossos d’Esquadra. “Se trata de una situación organizada”, indicó el presidente de la Fundación Barcelona Comercio, Salva Vendrell.
Venta organizada
Relataron que los capos de los vendedores se distribuyen espacios públicos como el paseo Joan de Borbó en la Barceloneta, plaza Cataluña (el intercambiador del Metro y las intermediaciones de la Rambla) y paseo de Gràcia, la milla de oro de la ciudad, desde las tres de la mañana.
Se agrupa a los manteros según la mercancía que venderán y se atrae otras actividades que tampoco cuentan con licencia, como la venta de bebidas y comida. Los comerciantes incluso identificaron puestos ambulantes que participan en otras ferias y concentraciones legales.
Alarma en el paseo marítimo
La situación es especialmente “insostenible” en el paseo marítimo. Los vecinos aseguran que la apropiación de este espacio ha tirado por tierra la planificación de la ordenación de la zona en el verano, un momento en el que el barrio se suele colapsar por la afluencia de turistas, con la pasividad total de las Administraciones implicadas.
Hubo una redada de Guardia Urbana hace meses, pero desde entonces se ha impuesto de nuevo la política de dejar vía libre a los manteros.
Impacto en la economía local
El presidente de la asociación Barcelona Abierta, Gabriel Jené, recordó que la actividad de los manteros es “economía sumergida” y que se les podría acusar de “fraude a la Seguridad Social, privatización del espacio público, comercialización de materiales ilegales y pone en riesgo la supervivencia del pequeño comercio”.
Incluso valoraron el impacto en la economía local: la facturación de los restaurantes ha bajado el 15% y la de los comercios, el 40%.
Mano dura con el comercio legal
La pasividad del Ayuntamiento con los materos contrasta, según los denunciantes, con la mano dura para que los comerciantes, que “pagan sus impuestos”, cumplan a rajatabla las ordenanzas que regulan sus actividades. Señalaron que algunos han tenido que pagar multas “por sacar una bandera o algún pequeño atrezzo a la calle, por no mencionar la nueva regulación de las terrazas”, añadió Jené.
Consideran “ilegítimo” que la rigurosidad en hacer cumplir la ley en estos casos conviva con el top manta. Por ello, no dudarán en salir a la calle si no se les da una respuesta a sus demandas.