Standard and Poor’s ha propiciado el primer golpe a la credibilidad de la deuda pública británica en los mercados tras el triunfo del Brexit en el referéndum del jueves pasado. La agencia de calificación ha rebajado la calificación del pasivo a largo plazo desde AAA a AA. Es decir, pasa de la máxima nota a estar en grado de inversión y, lo que es peor para las expectativas británicas, la sitúa en tendencia negativa.
La valoración de la agencia es peor que la primera reacción de Moody’s, el otro gigante del sector. Rebajó el pasado viernes la perspectiva del rating de estable a negativo pero mantuvo la calificación crediticia a AA1.
Inseguridad económica y constitucional
S&P ha considerado que el “riesgo de las perspectivas económicas, la actuación fiscal y eterna y el papel de la libra como una divisa de reserva” pesa demasiado en el futuro inmediato del país que abandonará la Unión Europea. Asimismo, ha apuntado a los “riesgos de la integridad económica y constitucional de Reino Unido si se produce otro referéndum sobre la independencia de Escocia”.
En opinión de la agencia, el resultado del referéndum del pasado jueves es un “hecho transcendental” que llevará a un marco político “menos predecible, estable y efectivo”; tres características que hacen huir a los inversores de cualquier mercado.
Dinamitar fortaleza
"Hemos reevaluado nuestro punto de vista de la evaluación institucional de Reino Unido y ya no la consideramos una fortaleza", indica la nota que la agencia publica.
“También refleja los riesgos de un mercado deterioro de las condiciones financieras externas” y señala que la salida de la UE abre la puerta a dinamitar una de sus principales fortalezas: “Desde su incorporación a la Comunidad Europea, hace 43 años, Reino Unido ha atraído una sustancial inversión extranjera directa, que ha ayudado a solidificar su papel como centro financiero global”.
Un apunte positivo
La guinda del pastel la pone el voto favorable a permanecer en la UE que se registró en Escocia e Irlanda del Norte, que “crea cuestiones constitucionales más amplias” para todo el país.
El único apunte positivo de la nota de S&P es que reconoce que Reino Unido continuará aprovechando los beneficios de ser una “economía grande, diversificada y abierta”.
Negociación
No es suficiente para mantener las previsiones de PIB. La agencia estima que crecerá el 1,5% en este año, del 0,9% en 2017, del 1% en 2018 y del 0,9% en 2019. La tasa de paro se situará al cierre de este ejercicio en un 5,1%, que prevé un desempleo del 5,7% en 2017 y del 6,4% en 2018 y 2019.
S&P alerta de que todas estas previsiones empeorarán si se sigue depreciando la libra y si la bolsa no remonta. Todas las miradas están puestas en la negociación entre Londres y Bruselas. Puede tranquilizar o dar la puntilla a las expectativas económicas de los implicados.