Pese a que la economía del Reino Unido es muy distinta a la española, ambos países se encuentran en una situación muy semejante. Los dos empezaron a salir de la crisis en 2013, mantienen un buen ritmo de crecimiento, pero éste se sustenta en una desigualdad creciente: trabajo precario, sueldos bajos y actividad basada en el consumo interno más que en la exportación y en la inversión.
El sector servicios emplea al 80% de la población activa y genera tres cuartas partes del PIB. Y dentro de los servicios, los financieros destacan, hasta el punto de que Londres, primer mercado financiero de Europa, está al mismo nivel que Nueva York, la capital del mundo en este negocio.
La agricultura
El sector industrial emplea a un 18% de los trabajadores, mientras que el agrícola solo ocupa al 1%, lo mismo que aporta al PIB. En este capítulo, donde los británicos son deficitarios, se desarrolla una buena parte de la relación comercial entre España y Reino Unido.
En 2014, España fue el primer vendedor de vegetales frescos al Reino Unido, mientras que las frutas españolas supusieron nada menos que el 17% de las compras que los británicos hicieron en el exterior. En el capítulo del vino, Reino Unido también absorbió el 17% de las exportaciones españolas.
El 8,25% de las ventas
Las ventas totales de productos agroalimentarios españoles a los británicos suponen el 8,25% del valor total de nuestras exportaciones y el 7,8% en términos de volumen. La isla es el sexto comprador de nuestros alimentos.
Otro capítulo de la economía española que podría verse muy afectado es el que se refiere a las empresas españolas con intereses directos en el mercado británico, como es el caso del Banco Santander y el Banco Sabadell, ambos con unas potentes franquicias en Reino Unido. Y como es el caso de Iberia, hoy integrada en la IAG junto a British Airways.
Entre Reino Unido y España hay semejanzas producto de cierto tipo de políticas económicas comunes, pero las economías son muy diferentes. De hecho, la isla es mucho más rica que la península. Con el 50% del territorio que España y casi un 40% más de población, el PIB británico duplica ampliamente el español.