Un total de 53 entidades europeas han iniciado la puesta a punto para pasar los llamados test de estrés de la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés). Se trata de un número menor que en años anteriores, ya que el macroregulador ha ajustado el alcance del examen tras tener el pulso tomado al sector. Con todo, ha sido incapaz de dar respuesta a las críticas sobre la excesiva heterodoxia en fiscalizar el capital de los bancos sin tener en cuenta los verdaderos retos del sector a corto y medio plazo.
El primero de ellos está a la vuelta de la esquina: la votación del referéndum en Reino Unido sobre la permanencia en la Unión Europea. La banca, tanto la continental como la británica, tiene marcado el próximo 23 de junio en rojo, ya que si llegara a triunfar el no provocaría un terremoto que nadie descarta que se lleve por delante alguna entidad además del lastre económico para los dos implicados.
Evitar el ‘subsidio implícito’ de la banca
Las fuentes financieras consultadas se muestran especialmente prudentes a la hora de señalar a los bancos que están más expuestos a estos vaivenes. Critican, asimismo, que no se ha aprovechado la crisis y sus consecuencias para eliminar conceptos como el denominado subsidio implícito. Es decir, la necesidad de movilizar ayudas públicas para evitar la quiebra de una entidad por eso de que las consecuencias de dejarla caer serían más caras.
Todo son dudas sobre este escenario, a pesar de que no hay experiencias reales que indiquen el daño que podría provocar la situación. Los implicados indican que para evitar que sea el contribuyente el que asuma las consecuencias de malas decisiones de gestión, lo que deberían propiciar los reguladores sería una fórmula de control sobre los gestores de la entidad.
Esfuerzos solo de capital
Los test de estrés tampoco abordan los problemas diarios del negocio bancario tradicional, indican los interlocutores consultados: la penalización del ahorro y la nula rentabilidad de los productos y servicios.
Ahora, el sector busca nuevas fórmulas para ganar dinero que pasan por otros servicios ajenos. Es más rentable para los libros contables de las entidades endosar un seguro asociado a una hipoteca que el propio préstamo y no parece que las cosas vayan a cambiar ni a corto ni a medio plazo.
Escenario económico más laxo
Las críticas están sobre la mesa aunque la EBA no las haya apuntado. Las pruebas que deberán pasar las 53 entidades son mucho más rigurosas en cuanto a los requisitos de capital, pero será más fácil superarlas porque el escenario macroeconómico planteado es más laxo.
El balance que se contempla es estático, sin que las entidades puedan proyectar crecimientos de créditos o depósitos en los años vista y se limita considerar las acciones como capital si en los últimos años se ha apostado por el pago en especie en la política de dividendos.
Pero como el escenario macroeconómico planteado es más laxo, los seis bancos del país que deberán pasar el examen esperan pasarlos sin problemas. Se trata de Banco Santander, BBVA, Criteria Caixa Holding (matriz de Caixabank), BFA Tenedora de Acciones (Bankia), Banco Sabadell y Banco Popular.
Proyecciones propias más estrictas
Incluso la entidad presidida por Ángel Ron, que ha lanzado una ampliación de capital en tiempo casi de descuento para poder pasar el test de la EBA. Fuentes del sector apuntan que las entidades contemplan escenarios económicos peores en sus propias proyecciones económicas que los previstos en los estrés test.
La cuestión que queda en el aire se repite entre los ejecutivos: ¿Son realmente útiles para detectar los riesgos del sector? “Cuando caiga el primer banco europeo nos daremos cuenta de ello”, sentencian. Con todo, deberán pasar el examen.