Bares y restaurantes a la fuga. El Gremio de Restauradores alerta de una 'fuga' de locales de Barcelona por la restrictiva ordenanza de terrazas. La norma municipal, que diseñó el anterior alcalde, Xavier Trias (CDC), muestra ahora sus consecuencias: su aplicación ha provocado los primeros despidos y desinversión. Por ello, la agrupación de comerciantes pide una pausa que dé oxígeno para rediseñar la norma.
"En época de caída de consumo, las terrazas son un factor de ingresos fundamental para los negocios. La restauración genera pocos márgenes. En este momento, la restricción ya ha provocado los primeros despidos", ha señalado a Crónica Global Roger Pallarols, presidente de la entidad.
Pausa veraniega
Los restauradores exigen al gobierno de BComú y PSC que "pare" el despliegue de la ordenanza coincidiendo con la temporada estival, la época de mayor facturación.
"No pedimos más que sustanciar lo que la teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz, prometió en septiembre de 2015: rehacer la norma desde el consenso", agrega el directivo.
La clave: el espacio
La ordenanza de terrazas de Barcelona ha generado un cisma entre los restauradores y el consistorio, con conflictos en varias partes de la ciudad. La clave es la regulación de los 'espacios singulares', en los que el consistorio define la cantidad de mesas y sillas según la demanda.
Las últimas ordenaciones singulares han sido las del entorno de la Sagrada Familia, la calle Enric Granados y la Rambla del Poble Nou. El gremio se ha opuesto a todas ellas, por la desaparición de mesas. La más notoria, la de la arteria comercial del barrio marítimo, recortará un 33% de plazas.
"El texto estipulaba que buscaba dinamizar la actividad económica. Pedimos que haga precisamente eso, y no restar atractivo a uno de los mejores destinos turísticos de Europa", concluye Pallerols.