El FMI ha entonado un mea culpa que no ha gustado a todos. El Fondo Monetario Internacional ha publicado en su revista trimestral un artículo que hace autocrítica por la política de austeridad que ha apoyado de forma tenaz. Neoliberalismo, ¿promocionado en exceso? es el título del texto, que afirma que “hay aspectos de la agenda neoliberal que no han ofrecido los resultados esperados”.
Una forma diplomática de decir que los ajustes y la contención han fracasado en la mayor parte de los países donde se ha aplicado.
Es conocida la defensa férrea que ha hecho la entidad dirigida por Christine Lagarde durante los años de crisis de unas políticas de austeridad basadas en los recortes del gasto y el aumento de la recaudación fiscal. Los economistas del departamento de investigación de la institución Jonathan Ostry, Prakash Loungani y Davide Furceri firman el artículo. Apuntan a esta receta del FMI como causante de un “aumento de la desigualdad, que daña el nivel y la sostenibilidad del crecimiento”.
Reconocer errores
Estas medidas que ahora juzgan han sido las aplicadas a rajatabla en los países rescatados. Grecia, Portugal, Indonesia y Argentina son algunos de ellos. El celo por la reducción del déficit fiscal, el impulso de la desregulación financiera y la poca atención prestada a la desigualdad de ingresos son las directrices sobre las que ponen el foco.
Son muy pocas las ocasiones en las que el FMI ha reconocido sus errores. Es por esto que la autocrítica ha sorprendido en el ámbito económico. Y también ha irritado. El liberal Financial Times ha sido especialmente duro con la entidad, y le ha dedicado un editorial que lleva por título Un inapropiado mea culpa del neoliberalismo.
La respuesta del FMI
En él, el rotativo carga contra el contenido del artículo: “Tratando de ser moderno, el FMI en su lugar parece fuera de contexto como un hombre de mediana edad llevando una gorra al revés”. Y ha ido más allá al afirmar que “da auxilio a regímenes opresivos en todo el mundo que se posicionan como cruzados contra el neoliberalismo, subyugando a su población con medidas económicas ineficaces”.
Maury Obstfeld, economista jefe del FMI, ha querido suavizar la situación y ha asegurado que se ha “malinterpretado” el contenido del texto. Sin embargo, reconoce que la crisis fue un shock y que “llevó a un amplio replanteamiento de la política macroeconómica y financiera en la comunidad académica global”.