El grupo catalán Cementos Molins cerró el 2015 con un aumento del 65% en sus beneficios netos respecto al año anterior. La compañía alcanzó los 50,8 millones de euros. Estos resultados llegan de la mano del negocio internacional, mayoritariamente en América Latina, ya que la división que atiende la actividad en España perdió 13 millones.
La facturación alcanzó los 745,5 millones, lo que supone un aumento del 17,5% en comparación con 2014. En total, vendieron 13 millones de toneladas de cemento y 3,3 de hormigón. Julio Rodríguez, el consejero delegado que se incorporó a la firma el año pasado, destacó el jueves en la presentación de los resultados previa a la junta de accionistas este incremento de las ventas como una de las características más importantes del ejercicio.
Depreciación de la divisa en 2016
El primer trimestre de 2016 no ha empezado con buen pie para Cementos Molins, que ha notado el impacto del tipo de cambio. “No podemos controlar nuestra posición geográfica; ya hemos pasado el punto más bajo, prevemos que en el resto del año el impacto de las divisas en los resultados sea menor”, afirmó Rodríguez.
Es por esto que tanto la facturación como el Ebitda han sido hasta marzo más bajos que en el mismo período del 2015. Los ingresos por ventas han caído el 10%, hasta los 160,8 millones; el Ebitda se ha reducido el 2% y ha sido de 38,8 millones. Pese a la depreciación de las monedas latinoamericanas, en especial de los pesos argentino y uruguayo, el beneficio neto ha sido ligeramente mayor y ha alcanzado los 15,3 millones.
139 millones en inversiones
La junta de accionistas ha confirmado este viernes las inversiones previstas para este año. Cementos Molins destinará un total de 139 millones a cinco proyectos de ampliación y nueva construcción de plantas en Argentina, México, Colombia y Bolivia. La suma total invertida en estos proyectos (desde el 2014 y hasta el 2018) será de unos 783 millones.
El proyecto principal es la construcción de una nueva fábrica en Colombia, en la que invertirán este año 67 millones, de los 292 que costará. Su apertura se prevé para finales del 2018 y se estima que producirá 1,3 millones de toneladas de cemento anuales.
Caída de la industria
El presidente de la empresa familiar, Joan Molins, es pesimista respecto al consumo de cemento en España. Para el 2016 se prevé una caída del 1,2%, hasta los 11,2 millones de toneladas. Los motivos, el estallido de la burbuja inmobiliaria y la posterior crisis económica, que han llevado al consumo de cemento a caer el 80% desde el 2007, cuando llegó al máximo de 56 millones de toneladas.
Joan Molins lamentó que la empresa haya tenido que parar la producción en algunas plantas, como la de Sant Feliu de Llobregat. “Las fábricas que tenemos sin funcionar ahora no volverán a producir, acabarán por desaparecer”, aseguró.
Pero las exportaciones todavía tiran del negocio. Parte de la producción de esa planta fue trasladada al nuevo horno de Sant Vicenç dels Horts, el 70% de cuya producción se destina al mercado exterior. De momento, no prevén una mejora de la industria en España: “El consumo interno ya no crecerá”, según Molins.