El vicepresidente económico catalán, Oriol Junqueras, avivó este jueves la guerra patronal que se ha enquistado entre las organizaciones del territorio. El motivo: una convocatoria hecha deprisa y corriendo, según fuentes cercanas al líder de ERC, para presentar a los agentes sociales su proyecto presupuestario. Fue un gesto inédito en el que consiguió golpear a Foment del Treball doblemente.
En primer lugar, la consejería se olvidó de invitar a la organización de Foment que representa los intereses de las pymes, Fepime. Consideró que si invitaba a Joaquim Gay de Montellà, el presidente de Foment, ya cumplía el cupo pese a saber que hay una batalla abierta en los tribunales por el reparto de la representatividad. Provocó dolores de cabeza a una de sus consejeras al inicio de la legislatura, la responsable de Trabajo, Bienestar Social y Familias, Dolors Bassa.
Decisión política
La tensión entre Foment y Pimec, la otra patronal de pymes que solo opera en Cataluña, había llegado a tal punto que Bassa decidió repartir una cuota equitativa del 33% para las tres organizaciones que estaban a la greña. Fue la solución salomónica para la situación pantanosa que le había dejado su predecesor en el cargo, Felip Puig.
El exconsejero de Empresa urdió una maniobra para reorganizar el poder que tenía cada patronal en los foros de diálogo social y en la negociación colectiva mediante una nueva norma de acreditación que acabó en los tribunales por la multitud de aristas que presentaba.
Bassa se deshizo de la norma, no contentó a nadie, pero consiguió marcar distancias con las acusaciones de que Puig auspiciaba un reparto partidista para quitar poder a la organización más crítica con el procès, Foment y, por ende, a Fepime. Junqueras ha abierto de nuevo la herida y de la peor forma posible.
Invitación a Cecot
“A Foment y a Fepime les molesta, y lo han dejado bien claro”, indicó uno de los patronos catalanes. Y es que para rizar el rizo, el vicepresidente económico decidió que sí debía enviar una invitación a Cecot, la patronal de Terrassa (Barcelona) liderada por Antoni Abad.
Los mismos interlocutores alegaron que era una entidad representativa del territorio y que por ello se le había invitado, sin ninguna malicia ni intencionalidad. Abad, persona próxima a las tesis del partido de Artur Mas, CDC --llegó a ir a las listas de CiU al Congreso-- que se vinculó activamente a Junts pel Sí, inició un pulso con Gay de Montellà al salirse de su ámbito de referencia y buscar más presencia en Barcelona.
Pulso vivo entre Gay de Montellà y Abad
La expansión territorial le costó la apertura de un expediente en la gran patronal para estudiar su expulsión. Era una reprimenda pública del presidente de Foment, un toque de atención para que Abad corrigiera políticas como llevar la celebración de la noche empresarial de Terrassa a la capital catalana o abrir una delegación en el barrio de la innovación, el 22@, sin que la sangre llegara al río.
Cecot no se ha movido en los últimos meses, pero el conflicto sigue sobre la mesa a pesar de que la expulsión no se ha valorado hasta la fecha como una opción real. La decisión de Junqueras añade tensión a las difíciles relaciones entre ambas organizaciones y ya ha sido interpretada como un intento de dinamitar los pocos puentes de diálogo que quedan entre la organización de Terrassa y Foment.