El fantasma del corralito ataca de nuevo a los clientes de la Banca Privada d'Andorra (BPA), incluso los que pasaron la exigente auditoría que PwC impulsó para decretar qué cuentas eran sospechosas de blanquear capitales y cuáles no. Los que pasaron el corte, más estricto que la legislación vigente en el Principado, y han sido migrados a Vall Banc se han topado con problemas para recuperar sus ahorros.
Hay un límite en los depósitos y activos financieros para evitar la quiebra de la entidad, que el Gobierno de Antoni Martí a través de la Agencia Estatal de Resolución de Entidades Bancarias (AREB) vendió al fondo buitre JC Flowers. El plan inicial, con todo, daba carta blanca a los titulares de cuentas para poder vender los activos fuera de balance con el objetivo de conseguir liquidez. La realidad no ha aguantado la promesa que se hizo sobre papel: la operativa ha sido imposible en las primeras semanas.
Calendario incierto
Los gestores de la entidad de nuevo cuño, cuya estrategia con los medios de comunicación es el perfil bajo, dan pocas pistas a los afectados por este minicorralito. Les comunican que por ahora no podrán vender los títulos o bonos, entre otros, que compraron en la etapa de BPA, y se les insta a regresar a las oficinas a finales de mes para reiniciar la operación, explican los afectados.
¿Podrán vender entonces los activos? Los trabajadores de Vall Banc no pueden ofrecer garantías. Ni siquiera se pueden traspasar a otras entidades del Principado, ya que el bloqueo de la actividad se aplica a todo tipo de operaciones.
Falta de corresponsales
El problema de fondo con Vall Banc es que ha empezado a operar sin entidades que actúen de corresponsal, indican fuentes del sector. El Ministerio de Economía, encabezado por Jordi Cinca, y la AREB tenían problemas para encontrar una entidad que ejerciera ese papel antes de iniciar la migración de activos y eso provocaba el retraso del plan de resolución de BPA.
El tiempo jugaba en su contra y cada vez existían más dudas sobre la gestión, por lo que optaron por adjudicar el nuevo banco e iniciar la actividad sin tener atadas estas derivadas del plan de disolución de BPA.
Solución sobre la marcha
Se espera solucionar sobre la marcha los problemas colaterales que ha provocado. Con todo, ningún responsable del nuevo banco del Principado se atreve a fijar una fecha para ello.
La única norma que existía en la puesta en marcha de Vall Banc fue la de limitar a los clientes durante el primer mes la retirada del 15% del total de los depósitos o un máximo de 25.000 euros. El primer día de operativa, el pasado 12 de mayo, se cerró con una salida de fondos por un valor próximo al millón de euros. Solo ingresaron 100.000.