Hay huelga en el Metro de Barcelona. La situación se repite los últimos meses, tanto paros formales convocados como los que afectaron al servicio el martes y el miércoles de esta semana como los retrasos que acumulan los trayectos al incrementar los tiempos de espera en las estaciones.

La ciudadanía se cansa y el conflicto laboral está enrocado; nadie da su brazo a torcer y no hay visos de que eso vaya a cambiar en el futuro. “Lo que pasa aquí es que le están haciendo la cama a la alcaldesa Colau y ella no se da cuenta”, indica una fuente de TMB involucrada en el conflicto.

El verdadero problema para solucionar el enfrentamiento se encuentra en la propia composición de la mesa de negociación, una muestra de la debilidad del equipo de BComú, añade el mismo interlocutor. Los trabajadores reconocen que todos los representantes de la dirección de Metro de Barcelona son directivos que Colau heredó de la anterior legislatura y que mantuvo en la compañía, con tan solo un ajuste en las responsabilidades a su cargo. No tenía cuadros políticos y prefirió evitar enfrentamientos con los trabajadores.

El polémico pasado de Cañas en Zaragoza

De hecho, el único cambio que implementó BComú en la empresa de transporte público fue un relevo en la dirección ejecutiva de Transports Metropolitans de Barcelona (TMB). El ingeniero Enrique Cañas desembarcó en el grupo como consejero delegado y con la responsabilidad de ser el único hombre cercano a Colau en la organización, pero ha pasado de negociar con los sindicatos del metro.

Se ha mantenido al margen y hay voces en la compañía metropolitana que recuerdan que ya tuvo problemas cuando era gerente del Consorcio de Transportes de Zaragoza entre noviembre de 2006 y enero de 2008. Fue relevado de forma fulminante del cargo por el socialista Juan Alberto Belloch por el desgobierno que existía en el grupo. Algo que, según el personal de TMB, ahora se repite.

¿Quién se sienta en la mesa de negociación?

Cuando estalló el conflicto laboral en el Metro de Barcelona a principios de año, Cañas puso al frente de la negociación a Mireia Clua, directora de relaciones laborales. En los encuentros le acompañan Jordi Mitjà, gerente de la Línea 3 y la Línea 4; Jordi Micas, director de mantenimiento y proyectos en TMB; y en algunas ocasiones Ramón Rosell, director de proyectos, desarrollo e innovación del metro. También tiene un peso importante en la mesa Marc Grau, el director de Metro de Barcelona.

Fuentes del comité de empresa relataron que a lo largo del conflicto han dinamitado cualquier tipo de posibilidad de alcanzar un acuerdo y han llevado la situación hasta el nivel de tensión actual. Comparten la lectura de que hay una intencionalidad política real tras su actuación, “y la alcaldesa no se da cuenta”, lamentan.

Falta de visión política de Colau

Los representantes de metro y TMB incluso rechazaron una rebaja a las peticiones de mejoras laborales que los trabajadores propusieron sobre la mesa la semana pasada, en un momento de debilidad sindical por el desgaste de las huelgas, señalan los sindicalistas. “Esa actitud sólo busca desgastar a Colau”, insisten.

Con todo, los trabajadores acusan a la alcaldesa de ser culpable de la situación por su falta de visión política. Recuerdan que sólo bajó a la arena de la negociación cuando recibió al comité de empresa en su despacho junto a su mano derecha, Gerardo Pisarello, y Mercedes Vidal, concejala de movilidad, para intentar frenar la huelga en el Mobile World Congress (MWC).

Los sindicalistas aseguran que les “decepcionó”, ya que no tenía preparada ninguna propuesta y se limitó a señalar que estaba allí “para escuchar” las peticiones de los empleados. Cayeron todas en saco roto.

Protestas ante el ayuntamiento

Dos meses después de esa protesta y con la situación en el mismo punto muerto, los trabajadores del metro exigen a la alcaldesa que les haga caso. Este miércoles protestaron en plaza Sant Jaume, en las puertas del ayuntamiento, para que escuchara sus reivindicaciones. Pero tampoco hubo ningún gesto de la alcaldesa.

Las conclusión de los trabajadores del metro es un dardo en la línea de flotación de Colau y de todo su equipo de gobierno de Barcelona: “Al final, resulta que era más fácil negociar con Xavier Trias y Joaquim Forn”.