El Fondo Monetario Internacional (FMI) recomienda en su informe de primavera nuevas medidas de liberalización de la economía para fomentar el crecimiento, que según sus previsiones se va a ralentizar este año y el próximo.
La economía global crecerá un 3,2% este año y un 3,5% en 2017, lo que supone un recorte de dos décimas y de una décima respecto de sus propias previsiones de enero pasado. En el caso de España sucede algo similar: el FMI dice ahora que el PIB crecerá el 2,6% este año, una décima menos de lo que dijo hace cuatro meses; aunque el año que viene mejorará un 2,3%, lo mismo que vaticinó en enero.
La salida de la crisis
Esas tasas son demasiado bajas desde su punto de vista como para asegurar la recuperación y la salida de la crisis. El análisis de los técnicos del FMI señala que el mundo en general crece menos de lo deseable por la caída del precio del petróleo y de otras materias primas, lo que hace que los países productores retraigan su demanda.
De continuar esa tónica, muchos países emergentes tratarán de competir devaluando sus monedas, lo que provocará perturbaciones financieras. Factores exógenos a la economía, como el terrorismo internacional o la incertidumbre de la permanencia de Reino Unido en la Unión Europea añaden perspectivas de inestabilidad.
Menos cobertura de desempleo
Lo que deben hacer los gobiernos y las instituciones económicas, dice el FMI, es liberalizar el mercado. Primero con reformas estructurales, donde se incluyen las laborales. Una de ellas, según cita el informe, debería ser reducir las prestaciones por desempleo, atendiendo a personas en situaciones límite. En general, “reducir los impuestos al trabajo” y fomentar los estímulos fiscales de forma que haya más gasto público en investigación y desarrollo.
Además, deberían reformar lo que los técnicos del Fondo denominan el mercado de los productos para conseguir que haya más competencia entre las empresas y se facilite la inversión en nuevos proyectos.
Finalmente, el FMI se muestra partidario de la política monetaria acomodaticia, como la que ahora practica el BCE, que a base de bajar los tipos de interés estimule el crédito, el consumo y la inflación.