En los actuales momentos, en los que las incertidumbres económicas toman algo de fuerza, como consecuencia de los primeros síntomas de desaceleración económica a escala global, buena parte del capital de los inversores se está dirigiendo hacia los valores refugio. No en vano, ejercen su papel con mayores garantías para capear los movimientos de mayor inestabilidad de los mercados financieros.
Esta estrategia de inversión está apoyada por el último informe elaborado por el Fondo Monetario Internacional (FMI), en el que se pone de manifiesto un ligero empeoramiento de las perspectivas globales en la economía, al revisar su crecimiento a la baja, aunque sea tan solo por dos décimas. Y que unido al Brexit, o lo que es lo mismo, la posible salida del Reino Unido de la Unión Europea tras el próximo referéndum que tendrá lugar a finales de esta primavera, propicia que las caídas en los mercados de renta variable puedan agudizarse a partir de ahora.
Ante este escenario, no es de extrañar que muchos de los inversores hayan vuelto sus miradas a los valores refugio. Pero, ¿realmente existen y en donde pueden encontrarse estos activos financieros? Es cierto que algunos se mantienen en este rol desde hace muchos años, y aparecen otros nuevos en donde el dinero busca cobijo para mejorar sus márgenes de beneficio. Cada vez que se habla de ellos, hay que acudir irremediablemente al oro. Aunque no en las proporciones de anteriores décadas, especialmente en los 70 y 80, en donde ante la crisis del petróleo y las recesiones económicas a escala mundial, buena parte de las inversiones se dirigían a este metal precioso para rentabilizarse.
Siempre el oro, aunque con matices
En momentos de tensión, con el temor a una nueva crisis mundial golpeando a los mercados bursátiles, los inversores están buscando refugio de manera muy intensa en el oro y en la deuda alemana. En el caso del metal dorado, acumula un repunte durante el primer trimestre del año cercano al 15%, al cotizar en torno a 1.218 dólares la onza, mientras que los principales índices bursátiles del mundo están en pérdidas. El Ibex-35 se está dejando casi el 10%, el Dax germano un porcentaje similar, y el CAC francés cerca del 8%. Algo mejor lo están haciendo la bolsas al otro lado del Atlántico, en donde su índice más representativo, el Dow Jones, se mantiene prácticamente plano.
Esta tendencia de los mercados financieros está llevando, a que de nuevo, el metal amarillo se esté imponiendo como activo refugio en estos momentos. Pero está por comprobar si es tan solo un movimiento puntual, o por el contrario, ha llegado el momento de invertir definitivamente en esta opción inversora. De momento, a medio y largo plazo no es tan rentable esta operación. No en vano, sus precios han caído en un 4% en comparación con el mismo período de 2014.
Una remuneración escasamente atractiva de los depósitos decanta a los inversores hacia activos más sugestivos. El oro se beneficia, así, de la demanda procedente de aquellos cuyo perfil es claramente conservador. En vez de inclinarse, como venía siendo habitual durante los últimos años, por los mercados de renta variable, sus compras se dirigen por otras alternativas más rentables en los actuales momentos.
Renta fija: deuda pública de calidad
No solamente hay activos financieros que ejercen como refugio en la renta variable. En la fija pueden encontrarse algunos modelos que cumplen con estas características, incluso con mayor efectividad. Para ello habrá que irse hasta la deuda pública de máxima calificación. Y dentro de ella, los mejores exponentes de esta estrategia de inversión proceden del bono norteamericano, y muy especialmente del bund alemán. No es mera casualidad, sino que es lo que ha venido ocurriendo durante los últimos años, ante la aparición de cualquier conato de incertidumbre económica, e incluso de naturaleza política (Grecia, crisis de los países periféricos, elevación de la prima de riesgo, etc.).
Estos movimientos en el flujo del dinero se están poniendo de manifiesto en el viejo continente, ante las dudas que alberga la implantación de su modelo económico, y llegando a plantearse hasta la viabilidad del proyecto comunitario. El principal beneficiario de esta tendencia en los mercados es sin duda el bono germano a 10 años, que cotiza en torno al 0,18%, cuando al finalizar el pasado ejercicio estaban en 0,6%, es decir, con una rebaja en su interés cercana al 70%. Es el rendimiento que habrán recogido los inversores que se hayan posicionado en este activo financiero al inicio de 2016.
El repunte de la prima de riesgo en los países periféricos (España, Francia, Italia, Portugal, etc.), ha incidido en que sus márgenes, con respecto a su punto de referencia que es Alemania, se hayan de nuevo agrandado. En el caso del bono español a 10 años, cotizando a 1,52%, después de haber llegado a 1,16 durante el pasado ejercicio. Fuera de este espacio económico, no hay que olvidarse del bono estadounidense, que se mantiene en la parte baja de su franja de cotización, al cotizar 1,87%. Siendo otras de las opciones válidas para los períodos de turbulencias.
De todas formas, uno de los mayores problemas con que se encuentran los pequeños y medianos inversores es como canalizar sus inversiones a través de estos productos financieros. Pues bien, disponen de una manera sencilla y muy efectiva de tomar posiciones en ellos. Por medio de los fondos de inversión cuya composición está basada en estos activos financieros (bonos alemán y norteamericano), y pueden estar combinados incluso con otros para diversificar la estrategia de los ahorradores.
Valores defensivos en bolsa
Dentro de los mercados de renta variable, existen ciertos sectores que agrupan a empresas que son menos vulnerables a caer en sus cotizaciones en momentos de menor crecimiento económico. Son principalmente anticíclicas, y englobarían a líneas de negocio vinculadas con el consumo básico (en especial la alimentación), utilities (servicios públicos como el gas, agua o electricidad) y hasta telecomunicaciones. Analizándose la evolución de los mercados bursátiles durante los últimos años se pone de manifiesto que estas compañías se han comportado mejor que otras en los períodos menos expansivos, tanto en los mercados nacionales como fuera de nuestras fronteras.
El motivo se debe a que los inversores buscan las alternativas que presenten menores riesgos en su actividad empresarial, y de esta forma, refugiarse con mayor protección para sus ahorros. Por encima de otros sectores más vulnerables al cambio de ciclo (bancos, constructoras, nuevas tecnologías, etc.). Otra estrategia en la que se incide para buscar mayor seguridad consiste en suscribir acciones que reporten un alto dividendo. Sobre esta base puede constituirse una bolsa de ahorro que genere todos los años un rendimiento anual medio en torno al 5%. Y de cualquier forma, por encima del ofrecido por los principales productos bancarios (imposiciones, pagarés o bonos), que en ningún caso sobrepasan el umbral del 1%. Como consecuencia del abaratamiento en el precio del dinero por parte del Banco Central Europeo (BCE), que ha llevado a que esté en el 0%.