Los principales centros de poder económico del mundo se constituyen como un punto de referencia para abordar el crecimiento en el mundo, incluso desde sus recetas para solucionar crisis e impulsar el desarrollo económico de los países. No cabe duda, que cada vez juegan un rol más decisivo para ejercer el liderazgo en el planeta. Están ubicados en Washington, Frankfurt o Viena, sin olvidarse de sus reuniones periódicas que se celebran a lo largo de la geografía.
Una de las organizaciones más poderosas del mundo es el Grupo de los 20, un foro compuesto por los siete países más industrializados (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido) y a los que se le unido Rusia y la Unión Europea como bloque económico. España es invitado permanente desde su creación. Se trata de un escenario de especial relevancia que trata fundamentalmente temas relacionados con el sistema financiero. No en vano, buscan impulsar la estabilidad de la economía global. No solamente acudan jefes de gobierno, sino también presidentes de bancos centrales y ministros de finanzas. Todo un desfile de los hombres más poderosos del mundo concentrados en estas reuniones.
Sede itinerante
De reciente creación (2008), se ha constituido en uno de los focos con más autoridad, ya que se encargan de supervisar, y poner soluciones, a los problemas relacionados con el orden económico mundial. No cuenta con ninguna sede fija, sino que por el contrario, se reúnen cada año en un país diferente, donde tratan los temas de mayor actualidad. Durante el pasado mes de noviembre se celebró la Cumbre del G-20 de Antalya, en Turquía, y la próxima tendrá lugar este mismo año en Hangzhou (China). Problemas como el menor crecimiento en la economía internacional, las incertidumbres que generan los emergentes, y hasta el impacto de la bajada del precio del crudo estarán con toda seguridad en su agenda. Y los mercados financieros pendientes de los acuerdos a los que puedan llegar.
Regulan el precio de las materias primas
A pesar de todo, hay un buen número de organismos e instituciones supranacionales que son aún más decisivos para impulsar las políticas económicas de los países. Y que en mayor o menor grado, influyen en la vida de los ciudadanos de una buena parte del mundo. Incluso son responsables de los precios que marcan en los mercados los principales activos financieros. Bajo estas premisas se encuentra uno de los mayores centros de poder que está instalado en Viena, sede permanente de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
Se trata de una organización intergubernamental que tiene una total influencia en la evolución del precio del crudo. Hasta el punto de decidir el incremento o reducción en la producción mundial de esta materia prima. Y que cobra especial relevancia en los actuales momentos tras la caída en picado de este activo financiero hasta el entorno de los 35 dólares el barril. Cualquier decisión que tomen sus miembros para reducir su producción sería la espoleta para que el precio del petróleo subiese en los mercados, o cuando menos sirviese para estabilizarse durante este año. Para finales de abril habrá una reunión de los productores de la OPEP, y de los que estarán pendientes, no solamente los mercados bursátiles, sino países y los propios consumidores, ante la repercusión que puedan generar sus acuerdos.
Diseño de la política monetaria
La evolución de economía de los países depende en cierta medida de la aplicación de una política monetaria concreta, repercutiendo en la prosperidad de los ciudadanos. No en vano, la subida de los salarios, el incremento en su nivel de vida, o su capacidad de ahorro se verán influenciadas por esta estrategia. Dentro de este escenario, surgen con fuerza dos centros de máxima jerarquía que mantienen políticas diferentes en sus competencias monetarias.
Una de ellas, ubicada en Frankfurt, es la sede del Banco Central Europeo (BCE), guardián de la heterodoxia monetaria de la zona euro, y que está presidido por el italiano Mario Draghi. Sus objetivos es mantener la inflación en bajos precios, así como ejecutar la política monetaria en esta área económica. Debido a los últimos acontecimientos que se ha desarrollado en el viejo continente se ha visto obligada a mantener un sistema financiero estable, con especial vigilancia de su sistema bancario.
Influencia
Su influencia en la vida de los europeos es tal, que recientemente su consejo de gobierno acordó rebajar su tasa de interés en 5 puntos básicos, hasta un histórico 0%. El decrecimiento en el rendimiento de los principales productos para el ahorro (depósitos, pagarés bancarios, etc.), y la mejora del interés en el momento de pedir un crédito son algunos de los efectos que notarán los usuarios de esta área económica.
Todo lo contrario que desde otro de los grandes centros de mando del mundo financiero: Washington. Sede de la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED), y que actualmente lleva una política monetaria diametralmente opuesta a la comunitaria. Ha decidido subir los tipos de interés en un cuarto de punto hasta un rango entre 0,25% y el 0,50%, después de haberse mantenido más de una década sin cambios. Los analistas estiman que esta subida no será única y habrá más durante este ejercicio. Con objetivos similares al banco emisor europeo, impulsan la política monetaria de Estados Unidos, dotando de estabilidad a su sistema financiero.
Cualquier reunión que celebran, y más aún si toman decisiones de cierta relevancia, es seguida con gran expectación por parte de los mercados (bursátiles, divisas, materias primas…), que suelen responder con grandes oscilaciones en sus precios, en función de las medidas económicas aplicadas. En donde los inversores pueden verse beneficiados (o perjudicados) por estos movimientos.
Fondo Internacional
Si se desea seguir en los puntos más calientes del mundo, donde se toman las decisiones de mayor repercusión en materia económica, no habrá más remedio que quedarse en Washington. En donde está asentada la sede central del Fondo Monetario Internacional (FMI). Su papel, en este caso, está más orientado a fomentar políticas de expansión económica entre los países y favorecer una cooperación monetaria internacional. Entre sus funciones, está advertir de los desequilibrios económicos en las cuentas públicas, incluso ayudando a lograr estos objetivos con sus créditos preferenciales. El reciente caso de Grecia está presente en la memoria de todos.
Todos los mercados son sensibles a sus informes, y en donde el último de ellos ha puesto de manifiesto el empeoramiento de las perspectivas globales en la economía. Rebajando a la baja sus proyecciones de crecimiento, con tasas del 3,4% y 3,6% para 2016 y 2017, respectivamente. Más optimista en su visión de España, al constatar en el documento que su Producto Interior Bruto (PIB) llegará al 2,7% y 2,3% en estos períodos, con una revisión al alza del 0,2% y 0,1% para cada uno de los ejercicios analizados.