Las tentativas para tratar de resucitar a la que fuera la empresa más importante de telefonía móvil, Nokia, han resultado un estrepitoso fracaso. La empresa de origen escandinavo está sumergida en la ruina más absoluta y le ha costado a Microsoft, su actual propietario, la mayor pérdida de su historia, calculada en 3.200 millones de dólares --unos 2.800 millones en euros--.
Lejos quedan las referencias a este producto escandinavo como ejemplo para una Cataluña próspera y sólida económicamente. Lejos queda el viaje del exvicepresidente del Govern Josep-Lluís Carod Rovira a Finlandia para conocer de primera mano un ejemplo de éxito empresarial que convirtió al país escandinavo en un modelo a seguir para los líderes independentistas.
Ahora la empresa, parcialmente deslocalizada en Asia, tiene enormes dificultades para encontrar un comprador, según informa Economic Times. Y es que el acuerdo de un millón de dólares entre Nokia y Microsoft para diversificar la producción y competir de nuevo en el mercado tecnológico no ha logrado los objetivos esperados y, según confirma la misma compañía en el rotativo económico, no encuentra un nuevo comprador para su planta de la India.
“Teniendo en cuenta que Nokia ya no está en el negocio de los teléfonos móviles, se ha proseguido con la búsqueda de un comprador para la fábrica de Chennai [India]. De acuerdo con nuestra política, no vamos a comentar nada sobre los detalles de esa búsqueda, pero sí que esperamos que se levante el bloqueo por parte de las autoridades fiscales”, afirman.
Complicaciones fiscales
Uno de los quebraderos de cabeza de la compañía es el tema fiscal. Desde Nokia se quejan de que el país asiático les obliga a tributar dos veces: “Pagamos impuestos en Finlandia para las ventas de software. Cualquier pago adicional en India representa un doble impuesto que viola el Convenio de Doble Imposición entre Finlandia e India. Esperemos que ambos países alcancen un acuerdo para los derechos en los ingresos del software”.
No obstante, esto es un solo un episodio de una crisis que la compañía arrastra desde hace muchos años y que ni tan solo la compra por parte de Microsoft ha conseguido solventar. La empresa de Bill Gates tampoco estaba en su mejor momento cuando adquirió Nokia y, en una primera instancia, asumió los 25.000 trabajadores procedentes de la empresa escandinava. Finalmente, tuvo de despedirles y ahora ya no queda nada de la anterior Nokia más allá del nombre.
¿Qué ha condenado a Nokia?
Cuando Nokia decidió aceptar la oferta de Microsoft por 5.440 millones de euros no fueron pocos los que criticaron la transacción, al considerar que la empresa escandinava rebajaba mucho sus expectativas. Sin embargo, la compañía ya se encontraba sumida en una crisis importante, viendo a sus competidores Samsung y Apple crecer de forma imparable, y sin saber cómo resituarse en un mercado en constante transformación.
Nokia pasó de ser imbatible en los años 90 a caer en la más absoluta desgracia. Esto se debe a muchos de los errores que la compañía cometió en los últmos años. En primer lugar, la empresa finlandesa no vio venir los teléfonos inteligentes. Siguió apostanto por un producto fiable y de calidad, pero sin innovar. Eso permitió que Apple y Samsung se adelantarán en este nuevo mercado.
El precio de un mal CEO
Siete años antes de que naciese el iPhone, los ingenieros de Nokia desarrollaron un dispositivo móvil táctil y una tableta. El entonces CEO de la compañía consideró que la tecnología táctil no era el futuro y decidió no lanzarla al mercado.
Otro capítulo aparte merece el diseño, un factor que ha jugado en contra de Nokia. La compañía escandinava no dio importancia a esta cuestión, y priorizó la funcionalidad de sus dispositivos. Como es sabido, Steve Jobs revolució el mercado de los smartphones y de los ordenadores también gracias a su apuesta por el diseño y la belleza estética. Y es que, a menudo, cosas que pueden parecer secundarias se revelan de vital importancia.