Lidl ha cancelado una inversión de 150 millones de euros y la creación de 1.000 empleos directos en Ripollet (Barcelona) por las trabas a la inversión que ha puesto un alcalde vinculado a la CUP. La multinacional quería ampliar su centro logístico en el municipio, pero se ha topado con las reservas del gobierno local de Decidim Ripollet para modificar el plan urbanístico. Finalmente, la firma ha comprado los terrenos de la antigua fábrica Electrolux en Castellbisbal, y trasladará allí el proyecto, según ha podido saber este medio digital.

El grupo alemán planeaba la ampliación del actual hub de distribución entre el municipio barcelonés y el de Montcada i Reixac. El espacio tiene 44.000 metros cuadrados, que han quedado insuficientes debido al rápido crecimiento del negocio de la compañía en España.

Por ello, Lidl planteó en 2013 construir un nuevo recinto adyacente con 5.500 metros cuadrados extra en las oficinas centrales, además de 15.000 metros más de almacén.

Trabas

El proyecto de Lidl en Ripollet ha descarrilado por los obstáculos nacidos del equipo de gobierno municipal para tramitarlo. La pastilla de terreno que quería ocupar el holding, en la confluencia entre Ripollet y Montcada, pisaba un corredor biológico, por lo que los alcaldes de ambos municipios, José María Osuna (Decidim Ripollet) y Laura Campos (ICV-EUiA), se oponían a la obra.

Los dos primeros ediles propusieron a la multinacional una zona alternativa, un terreno industrial que queda enteramente dentro del municipio de Ripollet. Sin embargo, Lidl se oponía al plan B porque significaba empezar de nuevo los trabajos de diseño y arquitectónicos, que ya estaban avanzados.

Cambio de zona

Finalmente, Lidl se ha cansado de esperar tras empezar a negociar con el Instituto Catalán del Suelo (Incasòl) en 2013. La firma ya había anunciado que evaluaba ubicaciones alternativas, y Crónica Global ha podido saber que ha conseguido cerrar la compra de una: una pastilla de 200.000 metros cuadrados en Castellbisbal (Barcelona).

El terreno elegido por el grupo alemán es el que ocupaba la antigua fábrica de cocinas Corberó en la localidad catalana. La factoría pasó a manos de Electrolux en 1988, cuando la multinacional sueca adquirió la firma por 800 millones de las antiguas pesetas. La operación la tuteló el exministro del PP Josep Piqué cuando era director general de Indústria de la Generalitat.

Siete años después, la italiana Iar Sirtal compró la fábrica catalana por 1.600 millones de euros, de nuevo con el pilotaje de la Generalitat. El grupo italiano de neveras cerró la planta en 2000, dejando a 600 trabajadores en la calle. Desde entonces, el edificio está en desuso.

Pérdida de 1.000 empleos

Cualquiera que hubiera sido la nueva ubicación, la espantada de Lidl de Ripollet se lleva también la capacidad de generación de empleo prevista tras la obra. El nuevo centro logístico del grupo germano creará 1.000 empleos directos en Castellbisbal, más 450 adicionales inducidos en industrias auxiliares.

El municipio que pierde los puestos de trabajo está gobernado por Decidim Ripollet, una coalición de izquierda radical formada por el COP-Compromís Ripollet, Procés Constituent, Podemos, Mai més per la Memoria Histórica y el Front d’Alliberament Gai (FAGC).