Reparar un reloj Casio es más barato que comprar uno nuevo. Así lo acaba de certificar la Fundación Energía e innovación Sostenible sin Obsolescencia Programada (Feniss), que ha querido premiar a la multinacional japonesa nacida en 1946 por fabricar objetos sin fecha de caducidad y de fácil reparación.
La fundación ha distinguido también la labor de otras siete empresas: la cooperativa de usuarios y viviendas SostreCívic, el estudio 4A A Arquitectura Ambiental, la comercializadora de productos sostenibles Prososphera, las empresas de iluminación Aled Geeni y ATP iluminación, y el estudio creativo TAT_lab. Además, la compañía de importación, exportación y elaboración de pescado Scanfisk Seafood ha sido premiada por inventar y desarrollar un mueble refrigerado que funciona con energías renovables, cuya iluminación está fabricada sin obsolescencia programada y que recicla el agua sobrante.
Obtener el sello ISSOP será gratis
Aunque, de momento, solo estas ocho empresas cuentan con el sello ISSOP (Innovación Sostenible sin Obsolescencia Programada), un sello que exige elaborar productos de la máxima durabilidad que permita la tecnología, cualquier empresa puede pedir la distinción de forma gratuita, siempre que cumpla los requisitos. De hecho, ya son de 30 las compañías que la han solicitado.
Las condiciones para que una empresa obtenga el sello ISSOP son fabricar productos reparables cuyo coste de reparación sea inferior al del producto, que sean actualizables (que permitan incluir nuevas tecnologías sin necesidad de comprar uno nuevo cada poco tiempo), y que no incluyan ningún programa para que el fabricante tenga control remoto sobre el aparato.
Además, la garantía del producto fabricado debe ser superior a los dos años obligatorios por ley sin sin letra pequeña, y la filosofía de la empresa debe basarse en “la sostenibilidad, el respeto por el medio ambiente y por sus trabajadores y clientes, la solidaridad, el reparto de la riqueza y el reciclaje”.
Consecuencias de la obsolescencia programada
El objetivo de la asociación Feniss es frenar el abuso de recursos naturales y el aumento de la basura electrónica, ya que se estima que en 2017 el volumen anual a escala mundial de este tipo de deshechos alcanzará los 65,4 millones de toneladas.
Desde la asociación denuncian que, dado que nuestro sistema de reciclado es incapaz de absorber basura a este ritmo, los residuos electrónicos son enviados a países como Ghana, cuya población ha de convivir con kilómetros de desperdicios, a pesar de que existe un tratado internacional que prohíbe enviar residuos a países del tercer mundo. Así, la única forma de parar el despropósito, apuntan, es acabar con la sobreproducción generada por la obsolescencia programada, señalan.