El presidente del nuevo Gobierno, sea del color que sea, se topará con un marronazo sanitario en abril. Bruselas ha dejado muy claro en su último informe que los recortes en el gasto sanitario, como el de 7.000 millones impuesto a España en 2012, son uno de los puntos básicos para equilibrar los Presupuestos de 2016.
El comisario de Economía, Pierre Moscovi, ha apuntado esta vía para cuadrar el desfase de 9.000 millones en virtud del pacto de estabilidad suscrito por el Gobierno español.
Un 5% de media de subida
Pero las comunidades autónomas, especialmente las gobernadas por PSOE-Podemos, hacen oídos sordos y reman en contra. Los presupuestos para este año superan en 4.000 millones los de 2015. Casi un 5% más de media.
En una especie de mundo al revés, los crecimientos más tímidos se han producido en las comunidades con menos déficit o deudas pendientes, como País Vasco y Castilla y León. Las alzas más importantes se sitúan en Andalucía (4,8%), Murcia (5,3%), Baleares (5,5%), Valencia (7,6%), Asturias (10%) y Aragón, donde se ha disparado hasta un 14,2 %.
En Cataluña, más
Cataluña, con una sanidad casi en bancarrota según algunos expertos, tiene los presupuestos prorrogados y elaborados por el Ejecutivo de Artur Mas con la subida del 4,8% en 2015. El nuevo consejero de Salud, Antoni Comín, se ha comprometido a añadir, sin especificar su destino, los 270 millones extras previstos por Junts pel Si y la CUP en el plan de choque para facilitar la investidura de Carles Puigdemont.
Pero más que “enterrar” los recortes de un 15% en el presupuesto durante los últimos cinco años, a Comín le preocupa mantener el freno de las mareas blancas con anuncios de mejoras salariales y presentar la independencia como única solución a las disparatadas listas de espera y otros graves problemas.
En breve anunciará la revisión de los acuerdos con la sanidad concertada y la creación de una Agencia Catalana del Medicamento con "plenas competencias”, que gestione lo que supone “un tercio del presupuesto sanitario del país”, entiéndase Cataluña, y le enfrente directamente con el Ejecutivo de Madrid.
Presupuestos que no lo son
Los economistas de la salud advierten de que “una cosa es presupuestar y otra gastar”. En los últimos tiempos, recuerdan, las formas han cambiado. Cuando las competencias sanitarias las gestionaba el Estado se tendía a presupuestar por debajo de lo necesario con la idea de mantener a raya las cuentas, ya que tradicionalmente el gasto real supera en torno al 10% el presupuesto.
Todavía queda trecho hasta alcanzar un presupuesto sanitario equivalente al 7% del PIB, como ha propuesto el PSOE, con una inyección de 10.000 millones. Podemos ha ido más lejos: 8.000 millones los dos primeros años y 10.000 millones los dos siguientes. Por proponer que no quede. Proponer y presupuestos, casi son sinónimos y como dice un destacado político parafraseando a Calderón: “Y los presupuestos, presupuestos son”.
Los optimistas creen que el crecimiento proporcionará esos 9.000 millones que faltan para cuadrar las cuentas de 2016. Pero hasta a abril no conoceremos las cuentas cerradas de España, y Bruselas duda del cumplimiento de 2015 y del presupuesto de Rajoy para 2016.