Bimbo ha anunciado el cierre de la factoría de Palma de Mallorca, la única de la compañía de alimentación ubicada en Baleares. El cierre implicará un expediente de regulación de empleo (ERE) que afectará a los 24 trabajadores fijos y la rescisión del contrato de los 20 eventuales en aproximadamente un mes.

Se desconoce cuántos directivos se verán afectados por la reestructuación. Algunos de ellos se incorporarán al futuro centro logístico del grupo en las islas que permitirá mantener la distribución en la región. El alto mando y el intermedio está formado por unas 20 personas, indican fuentes de la compañía.

Oposición total de los sindicatos

Los sindicatos ya han mostrado su oposición total al planteamiento del fabricante de pan de molde y bollería industrial y amenazan con plantar batalla. Lamentan que, de entrada, no se contemplen prejubilaciones y alertan de las condiciones de los despidos. También avisan de que bajará la calidad de los productos Bimbo en el archipiélago porque dejarán de ser frescos.

La negociación con la dirección de Bimbo Baleares empezará en cuestión de días. La multinacional de la familia Servitje cuenta en Palma con una factoría de pequeñas dimensiones, con tecnología poco sofisticada y con una plantilla que en los últimos años ha variado de forma substancial según las necesidades de producción.

Plan de viabilidad

CCOO y UGT consideran que las razones de la compañía para cerrar la planta balear “no responden a decisiones económicas, son simplemente decisiones organizativas y de competitividad”, manifestó el responsable de CCOO en Bimbo España, Celso Martín.

Con todo, Bimbo España está inmersa en un plan estratégico para recuperar la viabilidad y dejar atrás unas pérdidas de 185 millones de euros desde 2009. Los Servitje se han visto obligados los últimos años a realizar aportaciones millonarias al capital del grupo para evitar su quiebra.

Industria prácticamente desaparecida

La industria de Baleares ser verá prácticamente reducida a la nada si Bimbo baja finalmente la persiana. Los sindicalistas recuerdan que el sector sufrió con el cierre de la embotelladora de Coca Cola de la región. El grupo de alimentación es casi la única multinacional de renombre instalada en la isla.