Pedro Topete no es un hombre de negocios cualquiera. Acumula un largo y dilatado histórico de conflictos con el propio gobierno mexicano. Uno de los últimos está vinculado a las concesiones de autopistas y afecta, por derivación, a otros intereses de España en el país azteca.
El inversor mexicano, al que se le supone paradero en Brasil, es propietario de Infraiber, una empresa especializada en el cobro de peajes en las autopistas, el SIVA mexicano. OHL, la constructora de los Villar Mir, es concesionaria de varias vías rápidas del país.
Cobro de peajes
El enfrentamiento entre ambas nace a principios de este año cuando Infraiber presiona a OHL para que haga de intermediario ante las autoridades mexicanas y pueda así recuperar el SIVA. Ese sistema de recaudación y conteo de vehículos le fue concedido a la empresa de Topete en 2010 y retirado tres años después para el llamado Circuito Exterior Mexiquense, autopista que explota en régimen de concesión el grupo empresarial español.
El desacuerdo entre Topete y OHL, con intentos de venta del SIVA y cruce de denuncias en los juzgados mexicanos, siempre tuvo como subyacente las amenazas de los aztecas, según fuentes próximas al grupo español.
Extorsión y grabaciones
De hecho, en las denuncias presentadas se ponen de manifiesto prácticas como grabaciones telefónicas, extorsiones de diferentes a los ejecutivos de OHL y campañas de desprestigio en la prensa del país, que se ha querido extender también a España mediante la contratación de asesores de comunicación.
Topete, no obstante, no sólo mantiene abierto el contencioso con la compañía de la familia Villar Mir. También se pelea con una firma estadounidense a la que le compró la firma de ferrocarril Chiapas-Mayab. Los americanos dejaron la explotación del tren tras los daños sufridos durante un huracán. Topete compró la concesión, pero el gobierno de país la explota a través de una sociedad que tutela y le impide realizarlo de manera directa.
Otra española implicada
Hay más intereses españoles con los que Topete sostiene un pulso casi permanente. Por ejemplo, en la concesión de la autopista Naucalpan-Escatepec. En ese negocio se disputa la titularidad con una empresaria, de origen español, Guadalupe Gallego Ochoa. La mujer de negocios recibe un tratamiento similar al que dispensa a OHL: Topete la acusa de fraude y apropiación indebida ante la justicia estadounidense.