Fira Barcelona ha sufrido cambios profundos en la última mitad del año. Primero, la alcaldesa de la ciudad y líder de BComú, Ada Colau, aterrizó en la presidencia de la institución de promoción económica tras las elecciones locales. El director general, Agustí Cordón, anunció después su marcha y fue sustituido por Constantí Serrallonga.
Ambos se estrenaron este jueves ante los medios para presentar los resultados de un ejercicio que no tenían mucho por mano en el que Colay y el consejero de Empresa en funciones, Felip Puig, mostraron sus discrepancias políticas.
Mobile World Capital
El momento más evidente fue cuando la alcaldesa de Barcelona pidió que se “empezara a trabajar en los próximos meses” en un solventar la “brecha digital de la ciudad”. Es decir, incrementar las “prioridades sociales” de la Mobile World Capital (MWCB), donde se engloba el Mobile World Congress, y cuyo objetivo es dinamizar la industria del sector y que las mejoras tecnológicas lleguen a toda la ciudadanía.
“Desde la fundación ya se ha trabajador en este sentido en los últimos años”, respondió Puig. Recordó los programas MSchools y MHealth, focalizados en la “sanidad, la salud, la formación y la educación”. Incluso nombró una iniciativa que eclosionará en los próximos meses: “El proyecto estrella de la identidad digital que expandirá la digitalización a toda la sociedad y no a todos los que están concentrados”.
Sombra de la campaña electoral
Las elecciones generales están a la vuelta de la esquina y la sombra de la campaña también se proyectó en un acto de marcado perfil institucional. Colau habló usar Fira Barcelona como un elemento para “revertir el proceso de desindustrialización, rebajar la desocupación y conseguir una sociedad más cohesionada” e incidió en la necesidad de impulsar el “nuevo sector de la economía social” y el respecto al medio ambiente.
Detalló que se trata de unos objetivos propios del Ayuntamiento de Barcelona que se deberán trabajar “en los próximos meses” con el resto de la dirección de la institución de promoción económica.
Necesidad de cooperar
Puig dejó claro a la alcaldesa cuál ha sido gran parte del éxito de Fira Barcelona en los últimos años que se debe mantener: “La concertación, un buen modelo de colaboración en el que la gestión es privada y cuenta con el impulso del sector público”.
El aviso a navegantes sobre la necesidad de cooperación institucional también formó parte del discurso del presidente del consejo de administración de Fira Barcelona, Josep Lluis Bonet. “No haremos nada sin talento, trabajo y tenacidad; no haremos nada si no nos ponemos al servicio de la gente, de las empresas, el sector y el propio territorio e instituciones; y no haremos nada si no vamos juntos”, remarcó en su intervención.
La alerta está sobre la mesa y la institución es caudal para la economía local. Su actividad propicia un impacto económico de 2.600 millones de euros anuales a Barcelona. Fue la propia Colau la que recordó en primera instancia la cifra y la que remarcó que la “nueva etapa” que había anunciado que se abre en la institución “seguirá el hilo” de los éxitos de los últimos años.