El hotel Mandarin, sito en la Milla de Oro de Barcelona, paseo de Gràcia, de cinco estrellas gran lujo, no ha conseguido todavía entrar en beneficios seis años después de su inauguración. Ésta acaeció en 2009, con una pompa digna de una ceremonia de los Oscar de Hollywood.
La sociedad propietaria del establecimiento pertenece mayoritariamente a María Reig Moles, una de las principales fortunas de Andorra y una de las principales accionistas de Crèdit Andorrà, banco líder del sistema financiero del país. Su hijo Carlos Enseñat Reig ejerce de administrador único de la compañía.
Endeudamiento bancario
Los altos índices de ocupación del hotel tiran hacia arriba de la cifra de negocio. Pero sobre la compañía pesa como una losa el endeudamiento bancario, que sirvió para lubricar la construcción del hotel. En el último trienio, esa masa crediticia se mantiene en cifras cercanas a los 100 millones.
Tres años atrás, Reig hubo de solicitar a la banca un alargamiento de los plazos de devolución del pasivo. Las entidades le concedieron una dispensa de las amortizaciones hasta 2016. Gracias a ello se ha recortado el saldo negativo de los resultados financieros, pero todavía en 2014 provocan un desfase de 2,4 millones.
Mayores ingresos
Los ingresos del Mandarin subieron el año pasado a 26,3 millones, un 18% más. El flujo de caja fue positivo por segundo ejercicio consecutivo, por importe de 1,2 millones. La rúbrica del resultado final arrojó una leve mejoría, ya que las pérdidas menguaron de 3,8 a 3,5 millones.
Los fondos propios del Mandarin el día del estreno alcanzaban los 64 millones. Ahora están reducidos a 8,6 millones. En ese intervalo, los números rojos acumulados se elevan a casi 65 millones.