Después de mantener negociaciones durante largos meses, el Gobierno ha esperado a estar en funciones para firmar un compromiso con las farmacéuticas con el que trata de compensarles por los años de sacrificios vividos durante la crisis y los recortes.
El acuerdo es sorprendente porque garantiza un nivel de compras públicas a la industria privada, algo inédito. Pero quizá aún sorprende más que entre en vigor el 1 de diciembre, a 20 días de las elecciones, y que tenga una duración de un año, prorrogable por otros tres. Es decir, un acuerdo que en ningún caso podrá ejecutar el Gobierno actual y que, como mucho, compromete a un próximo Ejecutivo, probablemente de coalición, en el que quizá participe el PP.
La misma suerte que el PIB
El acuerdo, que únicamente afecta a los medicamentos específicos, no a los genéricos, cuyos precios en la práctica están intervenidos, consiste en asegurar que las compras de medicinas del sistema sanitario público crecerán lo mismo que el PIB. O sea, un 3,3% para 2015 y un 3% el año próximo si se confirman las últimas previsiones del Gobierno.
En caso de cumplirse los términos del compromiso, Farmaindustria podrá vender al sistema sanitario los nuevos medicamentos antivirales, como el de la hepatitis que tanta polvareda ha levantado, o los oncológicos, por ejemplo. Son productos recién patentados, caros, que el Estado se resiste a integrar en sus listas de fármacos autorizados.
Compensaciones monetarias
Si las ventas de medicamentos superen el crecimiento global de la economía, el acuerdo prevé mecanismos aún por fijar para revertir a las comunidades autónomas o al sistema nacional de salud “compensaciones monetarias” o de otra índole.
En el supuesto de que el crecimiento de las ventas quede por debajo del 1,8% --la tasa de crecimiento del PIB de medio plazo--, el Gobierno compensará al sector con incentivos que consistirían en medidas de tipo fiscal o regulatorio.
Las ventas han caído un 15,5% en la crisis
Como se recoge en el gráfico adjunto, las ventas de los laboratorios españoles al sistema público entre 2010 y 2014 han caído un 15,5%, tres veces más que el descenso acumulado del PIB en el mismo periodo.
Esa caída se ha concentrado en las ventas a través de oficinas de farmacia, cuya facturación al sistema público ha pasado de representar el 1,13% del PIB al 0,84%. Mientras tanto, el consumo hospitalario de medicinas a cuenta del Estado se ha mantenido en torno al 0,40% del PIB. Por eso, el consumo hospitalario ha eludido los recortes y ha podido crecer un 6,3% entre 2010 y 2014.