El 21% de los préstamos hipotecarios de Banco Sabadell incluyen cláusulas suelo, anuladas desde el pasado febrero por el Tribunal Supremo con efectos desde 2013, pero el consejero delegado de la entidad, Jaume Guardiola, defendió este viernes que son “válidas y transparentes”. La entidad no tiene intención de retirarlas. Ni siquiera cuenta con una provisión en el ejercicio en curso para paliar su posible anulación judicial.

El Sabadell está pendiente “de una sentencia” sobre su vigencia. “Cuando la conozcamos, actuaremos”, indicó Guardiola en un encuentro con la prensa para valorar los resultados de los nueve primeros meses del año.

No se aplican en los nuevos préstamos

¿Significa eso que el banco da por descontado que los tribunales considerarán que sus cláusulas no son abusivas? No. De hecho, el banco dejó de aplicarlas en los nuevos préstamos hipotecarios firmados después de la sentencia del Supremo que las anuló. Pero consideran que su aportación anual al margen de beneficios de la entidad es asumible.

El director financiero del Sabadell, Tomás Varela, detalló que llegan a los 160 millones al año antes de impuestos, cifra que se reduce hasta los 110 millones después de pagar las tasas. “Este es el papel que juega en nuestro margen, que hacia el final del año se proyecta en los 2.600 millones”, añadió.

Negociación

Con todo, la cúpula del banco mantiene la puerta abierta a negociar con los afectados en el caso de que la sentencia que esperan vaya en contra de sus intereses y con la posibilidad de que deba devolver las cláusulas cobradas de forma retroactiva desde 2013. “Sabadell es un banco que negocia, es lo que hacemos con toda la actividad del banco en general”, declaró Guardiola.

El consejero delegado reconoció que algunos clientes afectados se han acercado al banco para conocer qué iba a ocurrir con sus hipotecas desde el momento. “Les hemos hecho ver hasta qué punto las cláusulas son totalmente transparentes”, manifestó. Destaca que se trata de cláusulas en negrita, situadas en la parte central del contrato, por lo que no se podría alegar que se desconocía su existencia.