El gigante de los hemoderivados Grífols se ha instalado en Irlanda por todo lo alto. La multinacional catalana ha inaugurado este jueves el centro mundial de operaciones de plasma, ubicado en la capital, Dublín. Ha invertido 88,4 millones de euros en una factoría que implicará la creación de 140 empleos cuando entre en funcionamiento, en el primer semestre de 2016. La cúpula de la compañía ha revelado en el mismo acto que trasladó allí su tesorería mundial a finales del año pasado.
“Buscamos estabilidad legal y tributaria, que no nos cambien las reglas del juego”, manifestó el vicepresidente financiero de la compañía, Alfredo Arroyo, en un encuentro con la prensa en el país. Asegura que el movimiento “no ha supuesto ventajas fiscales” para Grífols, a pesar de que Irlanda es uno de los países de la Unión Europea con condiciones más ventajosas para atraer a compañías de todo el mundo. Por ello a llegado a protagonizar escándalos como el del acuerdo bilateral con Apple para eludir el pago de impuestos que está bajo la lupa de Bruselas.
Problemas en España
El plan de Grífols es que Irlanda sea la sede del banco interno de la compañía, que se convertirá en el único prestatario y prestamista de las filiales de la multinacional. Esta función se ejercía anteriormente desde España, donde el marco poco estable que los directivos del grupo han denunciado que existe propició la mudanza.
Arroyo niega que sea una decisión que se sustente por el plan independentista de Cataluña. “Las compañías no tienen confesiones ideológicas ni políticas”, ha mantenido el vicepresidente. Aunque en Grífols eso no es del todo cierto. El presidente de la multinacional, Víctor Grífols, ha sido uno de los empresarios que más ha alentado públicamente al presidente de la Generalitat, Artur Mas, a lo largo del procés.
Grupo cada vez más internacionalizado
Más allá del debate político, Arroyo asegura que el traslado de la tesorería no ha tenido impacto en el negocio en España porque se trata de un mercado “marginal”. Grífols tiene su headquarter en Sant Cugat del Vallés (Barcelona) y su factoría decana en la localidad de Parets del Vallés (Barcelona), pero las ventas nacionales sólo suponen un 5% de la facturación.
Con la inauguración de la planta de Dublín, España tiene cada vez menos relevancia incluso en cuestiones productivas. Grífols tiene pendiente revelar dónde ubicará una gran planta de fraccionamiento de plasma que se quiere poner en funcionamiento en 2022. El grupo indica que tomará la decisión el próximo enero, aunque todas las apuestas indican que se elegirá un territorio fuera del país.