José Ignacio Goirigolzarri, presidente de Bankia, sostiene que el rescate de la entidad fue, en realidad, el rescate de sus depositantes, además del sistema más barato para garantizar los ahorros de sus clientes.
El banquero, que ha participado este mediodía en un encuentro con empresarios en el Círculo Ecuestre, asegura que garantizar los primeros 100.000 euros de cada depositante hubiera costado unos 60.000 millones de euros, lo que no habría impedido que se perdieran los depósitos que sobrepasasen esa cantidad garantizada por ley.
La tercera parte
Sin embargo, el rescate costó 20.000 millones, una cantidad enorme, pero tres veces menos que el otro supuesto. Y, además, ha permitido que en estos momentos el banco esté en condiciones de generar riqueza.
Goirigolzarri dice estar satisfecho, tres años y medio después de haber asumido la presidencia de la entidad, del camino que se emprendió para sanearla. Fue el primer rescate de un “banco sistémico” que firmaba la Unión Europea para cinco años a partir de noviembre de 2012. Desde su punto de vista, la operación ha salido bien porque la entidad tiene ahora la misma cuota de mercado que cuando fue intervenida, aunque con 1.000 oficinas y con 6.000 empleados menos que entonces.
La presencia del Estado
También ha podido convertirse en la entidad más eficiente --el ratio del coste de cada euro que se ingresa--, con un ROE del 9,8%. Además, ha empezado a devolver dinero al Estado, que aún es propietario del 63% de las acciones, a través de los dividendos y con la privatización de un 7,5% del capital.
Esos estándares de calidad se han conseguido después de una severa reestructuración de red de oficinas, de la plantilla e incrementando la productividad por empleado, que ha pasado de vender 18 productos por mes a 33 productos. Y, todo ello, sin que se hayan producido intromisiones políticas, que "era mi principal temor cuando asumí la presidencia", ha dicho Goirigolzarri.