“In-inde-independencia”. Así despidieron este lunes por la noche los jóvenes empresarios de Pimec, la patronal de las pymes catalana, al presidente de la Generalitat, Artur Mas, tras un encuentro en el que a lo largo de más de una hora y media debatieron sobre los retos económicos a los que deben hacer frente.
El formato: Mas y el presiente de Pimec Joves Empresaris, Miquel Camps, encima del escenario con dos micros en la mano derrochando informalidad. El empresario introducía varios elementos de debate de perfil económico y buscaba la ayuda entre el público para que otros ejecutivos dieran la puntilla al relato compartiendo con el presidente sus malas experiencias. Entre ellas, la dificultad para hacer frente a las cuotas de autónomos, los problemas de liquidez provocados por la morosidad de los clientes o la falta de perfiles profesionales para resolver necesidades productivas de perfil muy técnico. Todas ellas recogidas en un documento entregado al líder de CDC.
‘Madrid ens roba’
La respuesta de Mas estuvo en línea con la precampaña y no aportó ningún elemento nuevo a la mesa de debate: sin Madrid todo tiene solución e iría mejor en términos de gestión.
Quizás lo más novedoso del discurso fue la coincidencia con el PP en abrir la puerta a pagar las pensiones “directamente a través de los impuestos de todo el mundo”. Eso sí, sólo como una opción a debatir si se quieren bajar cotizaciones, incluidas las bases con los autónomos, sin tocar las prestaciones.
Más allá del derecho a decidir
El discurso gustó a los casi 350 empresarios que acudieron al encuentro, que sólo tensionaron el ambiente al reírse en voz baja ante un patinazo de Mas, cuando reivindicó que la factura eléctrica de una Cataluña independiente sería el 30% más barata, “no hablamos del 3%, es del 30%”. El presidente quería remarcar la magnitud de la rebaja y acabó eludiendo a la corrupción que acecha a su partido.
¿Gustó igualmente a la dirección de la patronal? La defensa de que Pimec sólo defiende el derecho a decidir sin ir más allá, como repite desde hace meses su presidente, Josep González, fue superado por el acto en sí. En ningún momento se reivindicó sólo la consulta y Mas aprovechó la ocasión.
Agradecimientos de Mas
“Quiero agradecer a Pimec que os mojéis ante el proceso político que vive el país”, manifestó, “no sólo el derecho natural de decidir, también por decir que se dará por bueno el resultado electoral, conociendo que las organizaciones y las empresas no votan”.
En los pocos minutos que duró su discurso de clausura, tuvo tiempo de cargar contra los empresarios que también se han posicionado públicamente pero en contra su proceso independentista. Defendió que el 27S el “voto del autónomo más pequeño vale lo mismo que el del directivo más grande y poderoso”, añadiendo toda la carga negativa que podía a los dos últimos adjetivos.
Críticas a Foment, CEOE y la Cámara de España
Pidió a los jóvenes empresarios de Pimec que no se dejaran engañar: “Si existen 10 voces que se manifiestan en contra [del proceso] se dice que el mundo empresarial está en contra, y no es verdad”.
Reivindicó que las alertas por las consecuencias económicas de la independencia lanzadas por Foment del Treball, CEOE y la Cámara de Comercio de España tienen exactamente el mismo peso que el Manifest del Far, suscrito por Pimec y otras dos organizaciones empresariales, Cecot y Femcat, del que incluso las cámaras de comercio catalanas se desvincularon en el último minuto para eludir el apoyo político a Mas que implicaba.
Mas jugaba en casa
El presidente se llevó un buen aplauso tras esta valoración. Se podría decir que jugaba en casa. Incluso podría haber llegado a Luz de Gas a pie desde su casa si las medidas de seguridad y la apretada agenda de la precampaña no le impusieran el coche oficial.
Llegó a la discoteca junto a su esposa, Helena Rakosnik, y el consejero de Empresa, Felip Puig, y fue recibido por la cúpula de Pimec en la calle y por los miembros de los órganos de gobierno de los jóvenes empresarios dentro, en un pasillo/besamanos. Quizá el único elemento disonante de todo el acto fue el nuevo color de las carpetas que llevaba toda la dirección de la patronal, demasiado parecido al naranja de Ciudadanos.