Josep Lluís Bonet aborda las cuestiones relacionadas con su labor en la Fira de Barcelona con pasión, pero con la tranquilidad de quien sabe que ha hecho su trabajo por contribuir a la comunidad, sin retribuciones. También de estos asuntos habla claro.
--Desde el punto de vista de la Fira de Barcelona, ¿qué opinión tiene de la moratoria turística decretada por el nuevo equipo de gobierno del consistorio barcelonés?
--Si es una cuestión planteada para pensar las cosas y se hace con flexibilidad, no me parece mal. Si ha de suponer un obstáculo para que se desarrolle bien el fenómeno turístico tan extraordinario que se están dando en Barcelona, sí que estaría disgustado. El turismo es una suerte inmensa para Barcelona. Como lo es un fenómeno del estilo del congreso de móviles, que en febrero te pone en la ciudad 93.000 turistas de lujo.
--La presidencia de la Fira es uno de los mejores sillones de la ciudad. Algunos de tus compañeros de consejo de administración están deseando sustituirle. ¿Cuánto tendrán que esperar?
--Poca cosa; yo estoy ya muy al final. Llevo en la Fira desde 2004, o sea dos mandatos y un tercero por un cambio de estatutos que se acaba en año o año y medio. Pero es un asunto que se me escapa: si hay alguno con ganas, pues muy bien. Pero yo diría que no es un sillón muy cómodo, aunque sí muy apasionante. Pero duro. No sé si la gente sabe que hay unos 2.000 empresarios van cada año a la Fira sin cobrar un duro, ni dietas ni nada. Trabajando para el país, porque al final es un instrumento de país.
--Usted no nos va a decir quién puede ser su sustituto, ¿verdad? Hay muchos candidatos: Luis Conde, Carles Vilarrubí, Enric Crous, Miquel Martí.
--Eso será una cuestión sobre la que no tendré competencias. Espero que elijan al mejor de todos ellos. Hasta ahora ha funcionado perfectamente; servicio al país y a la gente.
--El papel exterior de las pymes y de las plataformas comerciales es una de las grandes diferencias entre la economía alemana, por ejemplo, y la española.
--Además de su tamaño como país, el sistema cameral alemán y su derivada, las ferias, es fundamental. Las grandes ferias alemanas se han dedicado a organizar eventos en el mercado chino, lo que quiere decir que han construido enormes plataformas de aterrizaje de sus empresas en aquel mercado.
--¿Aquí se hace?
--Fira de Barcelona ha intentado ir en esa línea. El equipo de encabeza de forma excelente Agustín Cordón ha puesto el foco en la internacionalización. Y ha intentado apoyar al máximo a los empresarios que acuden a sus salones, no sólo con los certámenes que se hacen aquí, sino organizándolos en Ulan Bator y en Doha si hace falta. Esta es la realidad del país, lo que el país necesita, y no esos debates artificiales que yo respeto, pero que no son importantes.
--¿Qué había pasado antes en la Fira?
--Pues que se pelearon. Y yo me digo, ¿cómo nos vamos a pelear si siempre hemos llegado tarde a todo, si tenemos que ir juntos? Hemos estado aquí encerrados no sé cuántos años y ahora nos tenemos que pelear entre nosotros? Pero, si el mundo está ahí fuera esperándonos. Por eso no entiendo que de forma artificial, al menos en mi opinión, se monten cosas que no son las esenciales.
--Y cuáles son esas cuestiones esenciales?
--La trayectoria de las empresas y lo que esto supone para el bienestar de la gente. Esto es lo importante.