El gigante español de los hipermercados ha pasado de mantener un tradicional e histórico perfil bajo sobre sus cuestiones internas a saltar a la palestra de forma recurrente. Las dificultades financieras que llevaron al grupo a refinanciar su deuda y el fallecimiento de Isidoro Álvarez, sobrino del fundador y presidente hasta hace unos meses, ha puesto al grupo empresarial en el ojo del huracán. Dos razones son las responsables: las quejas de los accionistas minoritarios y la rumorología constante sobre la permanencia de Manuel Pizarro, ex presidente de Endesa y diputado del PP, en el consejo de administración.
Resulta que la actual dirección de El Corte Inglés ha decidido vender un 10% de la compañía a la compañía de propiedad catarí Primefin. La familia Areces Galán, accionista minoritaria del grupo comercial, ha emitido en las últimas horas un comunicado público en el que se quejan de esa operación. Primero, por cómo se ha hecho: un préstamo a cinco años pagadero con acciones de autocartera de la compañía y vinculado en el tipo de interés a cuáles son los resultados de la empresa.
Maniobra contra los minoritarios
Tampoco le gusta a los Areces Galán que no se les haya permitido a los minoritarios ejercer el derecho preferente de compra, por lo que han anunciado que realizarán acciones legales para preservar su situación accionarial. “La operación de préstamo por la que se dará entrada al grupo catarí Primefin en el accionariado de El Corte Inglés no es más que una maniobra para arrinconar a los accionistas tradicionales y conseguir blindar el poder del actual equipo gestor”, aseguran en un comunicado remitido a los medios y en el que apuntan de forma muy directa al actual máximo responsable, Dimas Gimeno.
Mientras se dilucidan esos pormenores entre minoritarios y mayoritarios, entre los accionistas de El Corte Inglés también circula una eventual continuación de los cambios que pende como una espada de Damocles. Se trata del posible abandono de Manuel Pizarro del consejo de administración de la empresa.
El ex de Endesa, entre dos aguas
Pizarro, que presidió Ibercaja, la CECA y Endesa, estaría sopesando desde hace días una eventual salida del grupo. Allí le puso Álvarez para ejercer un papel de engrasar las diferentes tendencias, familias y generaciones que forman parte de la cúpula dirigente. Su cometido debía pasar por colaborar con Dimas Gimeno en la modernización del consorcio de empresas de distribución.
Al fallecimiento del anterior presidente, Pizarro señaló a su círculo próximo su intención de salir del consejo a la vista de que el papel para el que había sido llamado perdía relevancia. Fuentes internas del holding de distribución señalaron a este medio que esa podía ser una intención en caliente, pero que el transcurrir de los acontecimientos habría enfriado las intenciones de Pizarro de dejar sus responsabilidades en los órganos de gobierno.