El impero fashion de las ex actrices Mary-Kate y Ashley Olsen se tambalea por una cruzada de los becarios contra Dualstar Entertainment Group, la textil a la que pertenece su marca, The Row. El origen de la polémica se encuentra en una querella presentada por Shahista Lalani, una diseñadora que trabajó como interna en prácticas entre mayo y septiembre de 2012 en la compañía.
El escrito remitido a la Corte Suprema de Manhattan, la ex pasante indica que trabajó durante más de 50 horas a la semana sin recibir ninguna contraprestación económica. Ni siquiera el salario mínimo reconocido en Estados Unidos.
Becarios llorando en los pasillos, una imagen habitual
Se encargaba de tareas habituales entre becarios del mundo de la moda en Estados Unidos. Desde organizar y limpiar la oficina a hacer fotocopias o atender a los recados de los trabajadores que sí son remunerados. La afectada ha relatado después a la prensa del país que hacía el trabajo de tres pasantes en prácticas y que su jefa era “muy demandante” y que le mandaba correos electrónicos de madrugada con tareas pendientes.
Lalani señala que fue hospitalizada y que el mal ambiente laboral contra los becarios llevaba a muchos de ellos al límite. Asegura que era habitual ver a internos en prácticas llorar por los pasillos de Dualstar.
Demanda colectiva
El verdadero problema de las Olsen es que esta queja individual que se podría solventar con un pacto económico puede mutar en una demanda colectiva. El documento judicial indica que existen otras 40 personas que han vivido o viven la misma situación denunciada por Lalani y están dispuestos a sumarse a la querella.
Los portavoces de Dualstar se muestran confiados en que el tribunal estadounidense desestime la demanda. Defienden que en todo momento han cumplido con la legislación estadounidense y que las alegaciones contra la compañía no están fundamentadas.
El caso de Condé Nast, un mal precedente
Con todo, los precedentes no son buenos para los intereses de la compañía de las Olsen. Unos 7.500 ex becarios de la todopoderosa Condé Nast (editorial de revistas como Vogue, Vanity Fair o The New Yorker) se ha repartido 5,3 millones de euros tras una demanda muy parecida en la que denunciaban el exceso de trabajo sin sueldo.
El golpe económico no pondría en peligro las finanzas personales de las Olsen. A sus 29 años, a Mary-Kate y Ashley se les estima una fortuna personal cercana a los 269,5 millones de euros.
Dualstar es su holding, fundada cuando ellas sólo tenían seis años. Además de The Row, la sociedad se ha encargado de libros, muñecas o cosméticos que han comercializado las Olsen a lo largo de su carrera profesional, iniciada cunado tenían nueve meses en la serie Padres Forzosos.