Cabe la posibilidad de que el nacimiento de una Cataluña independiente fuera acompañado de la creación de nuevos bancos locales. En ese caso, su liquidez sería únicamente la que le dieran sus depositantes.
Para acomplementarla tendrían que apelar al mercado de capitales, pero está prácticamente cerrado: los bancos no se fían unos de otros y no se dejan dinero.
Apelar al BCE
Otra posibilidad sería acudir a las subastas del BCE, pero eso no podría ocurrir hasta que Cataluña volviera a entrar en la zona euro. O quizá podría negociar un estatus especial con el banco central durante las negociaciones.
En ese caso, debería resolver otro problema: el de los avales. Los bancos presentan como garantías --colaterales-- la deuda pública soberana adquirida, pero, de momento, la catalana tiene calificación de basura por parte de las tres grandes agencias de calificación. Esa nota llevaría al BCE a exigir muchas más garantías para facilitar recursos.