Los profesionales internacionales de la numismática están en pie de guerra contra la distribución de una de las emisiones más esperadas a nivel internacional: los nuevos euros made in Andorra.
El Principado pidió acuñar su propia moneda única en 2012 y fue obligado a pasar por los filtros de la Comunidad Europea para evitar prácticas ilícitas en la actividad. Las primeras monedas andorranas salieron a la luz para los ciudadanos del país a finales de 2014 y en enero de 2015 para todo el mundo, pero la falta de controles ha propiciado un negocio especulativo de dinero negro que supera los tres millones de euros en tan sólo seis meses, según los cálculos de los profesionales del sector; “y creo que nos quedamos cortos”, señala el director de Pulifil, Rubén Pulido, uno de los principales actores en España.
Falta de mecanismos de venta internacional
La problemática en el Principado nace porque el Gobierno habilitó los mecanismos para diseñar primero y emitir luego sus propios euros, promocionó la puesta en circulación de la moneda a través de su ministro de Finanzas, Jordi Cinca, pero no se dotó de ninguna institución que regule la distribución internacional de las divisas para evitar que se desatara el círculo especulador con la venta a coleccionistas y profesionales.
Las entidades emisoras suelen contar con sus propios mecanismos para satisfacer la demanda de este sector. Se convocan concursos para escoger a un distribuidor o incluso se llegan a vender monedas directamente desde sus web, como ocurre con el Banco de España.
Límite de venta a extranjeros
Incluso ciudades estado como Mónaco o San Marino han tenido en cuenta la colocación internacional de sus euros de propio cuño. Por su naturaleza, se trata de emisiones pequeñas. Su interés entre coleccionistas internacionales es muy alto.
A todo ello se le debe sumar que el Gobierno del Principado limitó la venta de euros andorranos a extranjeros a “tan sólo una unidad al precio oficial”, añade Pulido. Es decir, que cada vez que un operador se traslada a Andorra puede adquirir un solo paquete de monedas valorado en 3,88 euros por el que acaba pagando 24 euros.
Mercado secundario en negro
El coto al negocio y la falta de regulación ha derivado a un mercado secundario en negro que controlan directamente los ciudadanos del Principado. Los numismáticos profesionales relatan que se llegan a pagar hasta 170 euros por una de estas carteras de monedas de 3,88 euros a precio nominal.
Las que los andorranos obtienen gratuitamente por parte de los servicios financieros del país, cinco unidades a su precio real, salen finalmente al mercado negro por un mínimo de 60 euros.
Los ciudadanos del Principado más asiduos a comprar llegan a pactar precios para incrementar el valor de las monedas que controlan, denuncian los compradores internacionales.
Falta de intervención del Gobierno
El Gobierno de Andorra es consciente de la situación, ya que las casas de numismática le han puesto al corriente del negocio paralelo que se ha organizado con la moneda única en el país. Por el momento, mantiene su política de no intervenir e incluso se niega a recibir a los profesionales para intentar encontrar una solución, relatan los afectados.
“Todo ello sólo repercute en que Andorra cada vez tenga una peor marca internacional”, sentencia Pulido. Los euros del Principado ya son conocidos en el sector por su origen manchado. Con todo, mantienen su alto valor en el mercado. Aún son piezas extraordinarias.