¿Sabía Penguin Random House Grupo Editorial de las supuestas irregularidades fiscales que uno de sus autores, el escritor Ildefonso Falcones, llevaba a cabo con Hacienda? ¿Cooperó la empresa editorial? Esos y otros interrogantes han suscitado inquietud en los cuarteles generales del grupo empresarial que edita las obras del abogado y propietario de varios conocidos sellos, entre ellos Grijalbo, Aguilar y Alfaguara.
El temor a que Hacienda pueda considerar que Falcones contó con la colaboración de la empresa que comercializa sus libros ha despertado inquietud entre la cúpula de la compañía por las acciones que la Fiscalía de Barcelona pueda emprender contra ellos.
Fraude de 1,47 millones
La Fiscalía de Barcelona se ha querellado contra el propio abogado y escritor; contra su esposa, María Carmen Rosich; y contra su hermano Rafael Falcones. El Ministerio Público les acusa de que todos “idearon y ejecutaron” un sistema que facilitó al matrimonio evitarse el pago de 1,47 millones de euros por IRPF durante tres años.
Lo supuestamente eludido serían 757.692 euros en 2009; 464.800 euros en 2010; y 254.507 euros en 2011.
El procedimiento no fue otro que transmitir los derechos de autor que debía percibir el autor de obras como 'La catedral del mar' o 'La mano de Fátima' a empresas ubicadas en el extranjero y, en especial, en países de baja tributación (Irlanda, Chipre y República Dominicana).
Derechos de autor, eje de la polémica
Fruto de los movimientos que el abogado y escritor llevó a cabo con su agente literaria, la relación se rompió. Falcones apelaba a su condición de letrado y de la especialización de su hermano fiscalista para actuar de una determinada forma. La agencia de representación canceló las relaciones con el autor y las liquidaciones de derechos de autor se las abonaba de forma directa Random House.
De hecho, representantes del grupo editorial admitieron durante la inspección tributaria que recibió Falcones que las negociaciones las mantenían siempre con el propio escritor y no con las sociedades del extranjero que eran las nuevas propietarias de los derechos. La Fiscalía estudiará, según ha podido saber este medio, si la compañía editora participó de los manejos o sólo fue un cooperador pasivo. Un hecho que ha despertado los temores de Penguin Random House.