El primer ministro de Grecia, Alexis Tsipras, ha apelado a la "democracia" y a la "dignidad" tras ejercer su derecho al voto en el referéndum que este domingo se celebra en el país para decidir si acepta o no las condiciones propuestas por la troika - Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional- para activar un nuevo rescate financero.
"Los europeos tienen que tener en cuenta la decisión de un pueblo para vivir con dignidad. La democracia va a ganar al miedo y al chantaje. A partir de mañana se abre un camino, para todo el pueblo griego, de regreso a los principios fundamentales de la democracia y de la solidaridad en Europa, a una Europa de dignidad. El pueblo se enfrena a un debate muy importante, y la decisión está en sus manos", ha declarado.
En juego, la continuidad de Grecia en el euro y en la UE
Tsipras defiende el 'no' a la pregunta que se somete a votación: "¿Debe ser aceptado el borrador de acuerdo que presentaron la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional en el Eurogrupo del 25 de junio 2015 y que consta de dos partes, que conforman su propuesta unitaria? El primer documento se titula 'Reformas para la finalización del vigente programa y más allá' y el segundo 'Análisis preliminar de la sostenibilidad de la deuda'".
Según el líder de Syriza, una victoria del 'no' daría al Gobierno griego mayor capacidad para negociar un buen acuerdo con la troika. Pero lo cierto es que ese resultado pondría en juego la continuidad de Grecia en el euro y en la propia Unión Europea. Por otra parte, la victoria del 'sí' dejaría a Tsipras en una situación política muy débil y se vería obligado a convocar elecciones.
Un país dividido
En todo caso, serán los cerca de once millones de griegos convocados a votar los que decidan el futuro del país.
Los resultados empezarán a conocerse a partir de las 20:00 horas y, según las últimas encuestas, hay un empate técnico entre los partidarios de las dos opciones.
El referéndum fue convocado de urgencia por Tsipras hace una semana, en plenas negociaciones con la troika. Su apuesta supuso la ruptura de esas negociaciones, así como la congelación de las ayudas financieras a los bancos, y el Gobierno griego tuvo que decretar un 'corralito', es decir, limitar el acceso de los ciudadanos a sus depósitos bancarios. Esta situación se ha mantenido durante toda la semana.