Ficosa, la gran multinacional catalana de la industria de la automoción, es desde la noche del martes una compañía de capital japonés. Panasonic firmó a última hora de la tarde las condiciones para entrar en el grupo en una operación que estará viva tres años y medio; no se completará hasta el 31 de diciembre de 2018. La foto final implicará que el gigante nipón controle el 79% del capital social del grupo y los Pujol Artigas, una de las dos familias fundadoras, se queden como minoritarios con el 11% restante.
El papel de la Generalitat será clave en la etapa de transición. El consejero de Empresa, Felip Puig, autorizó el pasado noviembre la ejecución de varios créditos participativos heredados de gobiernos anteriores (el apoyo a la empresa se remonta al ejecutivo tripartito). Las arcas públicas renunciaron a ingresar 62 millones de euros a cambio de garantizar la continuidad de una empresa que da empleo a 1.800 personas en España y 8.700 en los 18 países que tiene presencia.
Retrasos del proyecto
“Ahora Ficosa ya no necesita tutela”, manifestó el consejero en un encuentro con los medios. Puig recordó que el futuro de la compañía estaba en el aire hasta que Panasonic manifestó su interés en entrar en el capital. De hecho, los Pujol encargaron la búsqueda de un socio a Rothschild en diciembre de 2013.
La aparición del socio inversor se hizo oficial en septiembre de 2014. La operación ha tardado en llegar a buen puerto por las dificultades económicas de la compañía, que los antiguos dueños niegan y desde la Generalitat reconocen. “No queríamos generar nuevas tensiones de tesorería”, aseguró Puig como una justificación para que la administración catalana siga en el capital del grupo.
Reparto accionarial
Ahora, la Generalitat es dueña del 41% de Ficosa Inversión, la sociedad propietaria del 51% del capital de Ficosa Internacional, la holding del grupo.
Panasonic es el principal accionista de la empresa con el 49% del capital. Ha desembolsado unos 150,9 millones de euros para desembarcar en el grupo, cifra que valora en 300 millones el total de Ficosa. Los Pujol Artigas controlan la segunda participación por peso, del 31%, y el capital público (instrumentado a través de la empresa pública Avança) se eleva hasta el 20% restante.
Opción de compra para Panasonic
Puig detalló que existe una opción de compra para que Panasonic se quede su participación como muy tarde el 31 de diciembre de 2018. Debería desembolsar los 62 millones en los que está valorado el crédito participativo más los intereses devengados en los próximos tres años y medio. Si la multinacional nipona declinara ejecutar este derecho, la Generalitat cuenta con “mecanismos” para retirarse de Ficosa recuperando su inversión, una alternativa que pasa por la familia Pujol.
Como dato positivo, el consejero señaló que el Gobierno podrá cobrar los beneficios que se decidan repartir entre los socios al finalizar los próximos tres ejercicios.
Los Tarragó venden su capital
Los Pujol cedieron el control accionarial del grupo y los Tarragó, la otra familia fundadora enfrentada con sus antiguos socios y familiares (son primos hermanos), ya habían anunciado que venderían su participación en Ficosa Internacional a Panasonic. Ellos estaban representados en el capital del grupo mediante la instrumental Tarragó e Hijos, que se disolverá tras la adquisición.
Los Pujol controlan la gestión
A pesar de ceder el control accionarial, los Pujol aún mantendrán la gestión del grupo los próximos tres años y medio. La Generalitat secunda la línea que se instauró desde la llegada de Puig a la consejería de Empresa y se mantiene al margen de la gestión diaria. También renunciará a ocupar las sillas que le correspondan en el nuevo consejo de administración que se constituya en Ficosa con representantes de Panasonic.
El mensaje del Gobierno catalán es claro: el Ejecutivo ha mantenido la “estructura financiera” para que la dirección de Ficosa consiguiera firmar con Panasonic y aguantará esta apuesta (los préstamos participativos vencieron el pasado 1 de enero y entraron en stand still) hasta finales de 2018, pero no quiere tener ninguna responsabilidad con las decisiones que se tomen en el consejo.