Fagor Electrodomésticos, propiedad del grupo cooperativista Mondragón, que este miércoles anunció que solicitará el preconcurso de acreedores al no poder obtener los 120 millones de euros que necesitaba de forma urgente para hacer frente a obligaciones de pago, tiene otros pasivos que podrían generar un fuerte conflicto: 185 millones en deuda subordinada colocada a miles de pequeños inversores.
Según ha informado El Confidencial, unos "35.000 ahorradores del País Vasco" subscribieron emisiones de deuda subordinada, un producto similar a las polémicas obligaciones preferentes de los bancos, lanzadas en 2004, por un valor total de 60 millones de euros, y en 2006, por 125 millones adicionales.
Esta inversión ha ofrecido una alta rentabilidad estos años, alrededor de un 3,5% por encima del Euribor. Pero también, como en el caso de las preferentes, puede ser un problema para muchos ahorradores si la empresa no remonta el vuelo. Y es que esta deuda subordinada de Fagor no es reembolsable. Es decir, en principio -y si Fagor no optase por recomprar sus obligaciones voluntariamente-, sólo se puede recuperar la inversión vendiendo la deuda a terceros, algo que previsiblemente solo podría ocurrir a un precio muy inferior al nominal, especialmente en la situación actual de la cooperativa.
El complicado momento de Mondragón
Con el preconcurso, Fagor dispondrá de cuatro meses extra para enderezar su situación, intentar negociar posibles quitas de la deuda con los acreedores, o refinanciar la deuda, antes de verse obligada a declarar el concurso de acreedores.
Fagor ha optado por el preconcurso al no haber encontrado los 120 millones de euros que necesitaba de forma inmediata. Una cantidad que ha declinado aportar la matriz de la marca, el grupo de cooperativas Mondragón, que ya había inyectado 70 millones en Fagor en el mes de mayo de este año.
Mondragón argumenta que el grupo está "al límite de sus capacidades", y que una nueva aportación de capital a Fagor tampoco habría solucionado los problemas económicos de la marca. Además de las consecuencias de la crisis, Mondragón, que agrupa más de un centenar de cooperativas con unos 80.000 socios trabajadores, todavía está digiriendo la multimillonaria compra en 2007 de la cadena catalana de supermercados Caprabo por parte de Eroski, por 1.300 millones de euros, una de las cooperativas estrella de la marca, que, sin embargo, ha perdido 386 millones en los últimos cinco años.