Odour Collect: la herramienta para luchar contra los malos olores urbanos
Una emprendedora catalana, Rosa Arias, desarrolla junto a la Fundación Ibercivis y la UE una aplicación para hacer frente a uno de los problemas de convivencia de las sociedades modernas
29 diciembre, 2016 00:00¿A qué huelen las urbes modernas? Cada una tiene un olor característico que definen multitud de condicionantes. Pero en pleno siglo XXI aún persiste como un problema de convivencia ciudadana la fetidez de ciertos ambientes o los aromas demasiado fuertes y constantes que pueden incluso derivar en efectos nocivos sobre la salud. Luchar contra el origen de estos aromas es complejo, principalmente porque no existen normas específicas ni unificadas que ayuden a ese fin, aunque una iniciativa desarrollada por una emprendedora de Barcelona, Rosa Arias, el colaboración con la Fundación Ibercivis y la financiación de un programa de la Unión Europea, pone sobre la mesa las herramientas necesarias para solucionar este reto metropolitano.
Denuncia ciudadana
Cuenta en conversación con Crónica Global que existen narices robotizadas para detectar y examinar periódicamente focos de conflictos, “pero ninguna es tan precisa y exacta como la humana”. De hecho, las empresas especializadas en este ámbito cuentan con sus propios oledores profesionales para catalogar las muestras de aire presuntamente pestilente que se recogen.
Planteó que si fueran los propios ciudadanos los que denunciaran las hedores a las que están expuestos y pudieran compartir sus problemas, sería más sencillo organizarse para solicitar una intervención para solucionarlos. Existen y se han aplicado en algunos casos, pero sin protestas organizadas no suelen llegar a buen puerto porqué las salidas son caras.
13.500 euros de presupuesto
Ha visto la luz casi ocho años después y con 13.500 euros de apoyo que otorgó Bruselas a la iniciativa que apoyaba Ibercivis. Lo ha hecho tras ser uno de los 13 vencedores de un concurso con 66 proyectos a favor del medio ambiente.
Parte de un sistema de geolocalización en el que un usuario se debe registrar para compartir una medición. Se puede ser anónimo, aunque el sistema pide una dirección de correo electrónico que no será pública para poder llevar a cabo el principal objetivo de Odour Collect: “El intercambio de información útil para demostrar que en una zona existe un problema derivado de los olores”.
Cuestionario concreto
Se tarda aproximadamente un minuto en llenar todos los parámetros del cuestionario, que no se limita a recoger una incidencia. Pide una gradación del olor, información meteorológica, que se identifique un posible origen (basura o alcantarillado, por ejemplo) y el tiempo. “Hay la posibilidad de que la gente pueda añadir comentarios para que la gente hable entre si”, comenta la ingeniera química.
Al final lo que se obtiene es un mapa olfativo de los municipios. Son datos abiertos que se podrán estudiar y, al determinar si existe o no un problema, pedir una intervención.
Dos soluciones
Los problemas con los olores se pueden abordar desde dos perspectivas. La primera de ellas es trabajar sobre los focos de emisión para mitigar la generación del olor. Arias cuenta que no siempre son aromas pestilentes, también existen casos de factorías de galletas o café, por ejemplo, que se convierten en problemas de convivencia municipal por la intensidad y la continuidad de las emisiones.
La segunda resolución son medidas en la inmisión. Es decir, sobre el mapa de impacto.
Incivismo
Otros retos, como las molestias derivadas de actos de incivismo, con el mapa desarrollado se podrían programar los horarios de los servicios de limpieza para actuar en la zona tras los momentos conflictivos. La aplicación permite determinar qué horas y días de la semana son donde se concentran los problemas tras las mediciones de los usuarios.
Los usos se expanden según los países. “En Europa del este, por ejemplo, se podría usar para detectar vertederos ilegales incontrolados”, indica.
Detectar el origen, lo más complicado
“Lo más complicado en este tipo de problemas es detectar el origen”, cuenta Arias. Por ello, cuantas más mediciones ciudadanas existan y la protesta sea mayor, invocar una respuesta por parte de la Administración o los privados responsables del foco de emisión será más sencilla.
Odour Collect está desarrollada para identificar los problemas y poner en contacto a la ciudadanía que los sufre. Buscar una posible resolución es un segundo paso que se debería dar tras la denuncia, señala Arias.
Tras años de experiencia, su nariz es una de las más habituadas en detectar focos de problemas y ha abordado medidas para solucionar problemas de convivencia en depuradoras urbanas o industrias, entre otros. ¿Su peor experiencia profesional? Admite que la primera vez que entró en un sitio con un problema de hedores casi se colapsa, en la antigua depuradora de la Zona Franca. Con todo, el olor más hediondo con el que se ha topado fue en un centro de destrucción de residuos de origen animal. “Nada lo ha igualado”.