El expresidente Artur Mas saluda a su sucesor al frente de la Generalitat, Carles Puigdemont / EFE

El expresidente Artur Mas saluda a su sucesor al frente de la Generalitat, Carles Puigdemont / EFE

Política

Puigdemont o Mas ¿quién está más nervioso?

El entorno del presidente catalán afirma que es el único candidato que puede competir en una contienda electoral y le pide que posponga el anuncio oficial para darle más excepcionalidad

8 enero, 2017 00:00

“En circunstancias normales, no me volvería a presentar en unas elecciones”, aseguraba Artur Mas hace mes y medio ante un foro empresarial. Sus declaraciones, tan magnificadas en TV3 que indignaron al equipo de Carles Puigdemont, fueron lo suficientemente ambiguas para que, a día de hoy, solo añadan incertidumbre al futuro de la nueva CDC. Una formación en horas bajas --los últimos sondeos así lo demuestran-- cuyos miembros son conscientes de que, aunque le pese a la vieja guardia, el exalcalde de Girona es el único que puede competir en una contienda electoral. De ahí que el núcleo duro de Puigdemont, según han explicado a Crónica Global fuentes próximas a esta formación, le insta a dar batalla y a posponer el anuncio oficial de su candidatura para darle más excepcionalidad y valor al gesto.

Las quinielas sobre el futuro candidato de PDECat comienzan a circular y el exalcalde de Girona se autoexcluye de ellas. Aunque con mensajes que también se prestan a la confusión y a la hilaridad en ERC, socia de Gobierno. “El año que viene no seré presidente” dijo el jueves Puigdemont. ¿Por qué no se presentará? ¿Por qué la victoria de los republicanos, con o sin Oriol Junqueras a la cabeza –otro que da largas al asunto—está asegurada, como dicen las encuestas?

Cierre en falso de la renovación

La crisis en la que se haya inmersa la nueva CDC ha hecho revivir, en las conciencias de sus dirigentes y estrategas, que la renovación del partido se cerró en falso y que la permanencia de Artur Mas al frente del partido es un lastre que remonta a épocas empañadas por casos de corrupción, compadreo con los sucesivos gobiernos españoles y posturas liberales que nada tienen que ver con el sesgo socialdemócrata que se intentó dar al partido en el congreso del pasado verano. Un congreso en el que el núcleo del expresidente quiso aplicar un correctivo precisamente al sector del partido más identificado con la socialdemocracia, liderado por Josep Rull y Mercè Conesa, pues maniobró para que ésta no fuera presidenta del consejo nacional de PDECat forzando a Santi Vila a que se presentara. Conesa ganó. Y así se abrió una nueva brecha en el partido que los fieles a Puigdemont pueden aprovechar.

Pero la vieja guardia de Mas resiste, apoyada en la nueva coordinadora del partido, Marta Pascal, mientras que el círculo cercano a Puigdemont, en el que se encuentra Neus Munté --que también suena para candidata, pero dice que no quiere--, presionan para que el actual president no se vuelva a Girona y plante cara en las próximas elecciones, una vez se haya convocado --que no celebrado, el matiz es importante-- el referéndum sobre la independencia de Cataluña.