El multimillonario excéntrico, xenófobo, faltón, protagonista de realities shows, amigo de Vladimir Putin y partidario de que China hay más de una, Donald Trump, ya es el 45º presidente de Estados Unidos. El discurso de su toma de posesión, el viernes, violentamente populista y aislacionista, no decepcionó. "El 20 de enero de 2017 será recordado como el día en que el pueblo volvió a controlar la nación", dijo Trump desde la tribuna, tras cargar contra el establishment y minutos antes de reivindicar el aislacionismo: "Hemos defendido otras fronteras, hemos hecho ricos a otros y no a nuestro país", cuya "riqueza se ha redistribuido por todo el mundo", aseveró. "El mundo nos roba", vino a decir Trump, tal como por aquí se asegura que "España nos roba".

Los dos eslóganes más trumpistas ("América, primero" y "América volverá a ser grande") resonaron en la explanada del Capitolio en medio de una retórica de denuncia de "Washington" como ejemplo de lo peor de la política, de guiños a las clases medias y de promesas de orden, trabajo y seguridad. Fue la confirmación de que quienes opinaban que el cargo iba a moderar su discurso estaban muy equivocados. Su única conferencia de prensa como presidente electo, una semana antes, ya alejó los pronósticos de que Trump iba a dejar de ser Trump.

Esa comparecencia demostró que los escépticos deben abandonar toda esperanza: repitió que aislará a México con un muro que pagarán los mexicanos; arremetió contra los servicios secretos de su país, a los que comparó con los de la Alemania nazi; descalificó a la prensa, al negar la palabra a un periodista de la CNN, y no aclaró en absoluto cómo este nuevo Berlusconi va a sortear el conflicto de intereses que representa compaginar la propiedad de su imperio, que conserva, y la presidencia de la nación más poderosa de la Tierra.

"El mundo nos roba", vino a decir Trump, tal como por aquí se asegura que "España nos roba"

Trump se dirige a los pobres, preferentemente blancos, de Estados Unidos, quienes, sin embargo, la primera medicina que van a probar es la retirada del Obamacare, la reforma sanitaria de Barack Obama que ha proporcionado seguro médico a 20 millones de estadounidenses que no tenían. Además, solo en su Gobierno hay dos integrantes con fortunas de mil millones de dólares. Su equipo tiene en conjunto posesiones por valor de 14.500 millones de dólares, según datos de la cadena de televisión NBC, con lo que suma más riqueza que los 43 millones de hogares más pobres del país (un tercio del total).

Las amenazas a la industria automovilística estadounidense en México para que vuelva a Estados Unidos ilustran sobre su peculiar enfoque de los conflictos migratorios. Hasta ahora, había dos maneras de afrontarlos: o se aceptaban inmigrantes para hacer los trabajos peor remunerados o se invertía en los países pobres para contener la llegada de inmigrantes. Pues bien, Trump no hace ni una cosa ni la otra: construye un muro para que no vengan y además les quita las fábricas para que no se queden.

La relación con los medios de comunicación es una amenaza flagrante a la libertad de expresión en el país en el que uno de sus fundadores, Thomas Jefferson, tercer presidente de la nación, dijo: "Si dependiese de mí decidir si deberíamos tener un Gobierno sin periódicos o periódicos sin Gobierno, no vacilaría un instante en preferir esto último". Trump no solo insulta a la prensa y retira la palabra a periodistas críticos, sino que pretende elegir a quién acredita para acceder a la Casa Blanca.

Pero qué se puede esperar de un presidente que nombra a un negacionista del cambio climático, Scott Pruitt, como administrador de la Agencia de Protección del Medioambiente; a un empresario de comida basura contrario a aumentar el salario mínimo, Andrew Puzder, para el Departamento de Empleo; a una activista de la escuela privada, Betsy DeVos, como secrataria de Educación; a un senador acusado de xenófobo y racista, Jeff Sessions, como ministro de Justicia; a un general que cree en las conspiraciones, Michael Flynn, como consejero de Seguridad Nacional; a un escéptico de la vacunación de los niños, Robert F. Kennedy --sobrino del expresidente--, para dirigir una comisión de estudio de la seguridad de las vacunas; a un defensor de los asentamientos ilegales israelíes en Cisjordania, David Friedman, como embajador en Israel; y a su propia hija Ivanka y a su yerno, Jared Kushner, como asesores de la presidencia.

Su ojo clínico es el mismo con el que calificó a Meryl Streep de "actriz sobrevalorada" en respuesta a las críticas de esta en la gala de los Globos de Oro, donde, sin citarlo, afirmó que "cuando los poderosos utilizan su posición para someter a los demás, todos perdemos", referencia a las humillaciones de Trump a un discapacitado y a los inmigrantes. Meryl Streep solo ha ganado tres Oscars y 10 Globos de Oro y ha sido nominada 16 veces a los premios de la Academia de Hollywood.